El sur y sus encantos no dejan de sorprender. Desde los picos más altos de la cordillera hasta las costas del Océano Atlántico en el este, cientos son los lugares que existen para elegir visitar como espacio de ocio en invierno como en verano.

Justamente en esta época, la veraniega, hay un lugar exclusivo que tiene vistas fascinantes a orillas de un lago de aguas cristalinas.

Se trata “Playa La Islita” a las afueras de San Martín de los Andes, distante seis kilómetros. Tiene servicios de camping para pasar el día como la noche y, se llega por la ruta provincial N°48 que desemboca en el paso internacional Hua Hum, pero, antes, para hay que desviarse a mano izquierda por el camino hacia el mirador Bandurrias.

 Se puede pasar el día y acampar. Nada y andar en Kayak y, disfrutar de un pic-nic a la sombra de los árboles. Foto: Agencia Noticias Argentinas - Captura Google Maps.
Se puede pasar el día y acampar. Nada y andar en Kayak y, disfrutar de un pic-nic a la sombra de los árboles. Foto: Agencia Noticias Argentinas - Captura Google Maps.

El verano, el otoño y la primavera son las estaciones recomendadas para visitarlo. El tránsito de los automóviles está habilitado y cuenta con una senda que al transitarla el silencio y el lago Lácar lo reciben para desconectar del ruido y el asfalto caliente de la ciudad y conectarse con el sonido de la naturaleza.

La “joyita” del lugar

A poco tiempo de nado por las aguas turquesas del lago, una isla rocosa con primitiva vegetación se levanta esperando la visita para ser explorada.

Por estos días de intenso calor, los lugareños ofrecen venta de frutas finas, bebida y pan casero, por lo que si el entorno hace olvidar el almuerzo, la solución también está en “La Islita”.

Se puede acampar, pero, hay que pedir permiso con los pobladores del pueblo y se paga entrada al lugar.

Es un destino ideal tanto para quienes disfrutan de actividades acuáticas, como el kayak y nadar, como para aquellos que prefieren simplemente relajarse en la playa y admirar la vista. Además, la cercanía a la ciudad de San Martín de los Andes hace que sea accesible, pero, al mismo tiempo, lo suficientemente apartado para sentirse en medio de la naturaleza.