Oro y diamante: las nuevas riquezas de una provincia argentina que promete un mejor futuro para sus habitantes
Oro Verde y Diamante, dos localidades de Entre Ríos, combinan identidad local y desarrollo sustentable, impulsando turismo, campo y educación.
La Argentina tiene todos los climas y relieves en su fisonomía. Cuenta con tiene una extensa costa marítima, ríos, bosques, cerros, montañas, llanura y en cada suelo hay riqueza.
Es una provincia con historia local y nacional y, como todas aporta desde su fuerte a la economía, cultura y turismo del país. Su capital distante seis horas en auto desde la Ciudad de Buenos Aires, tiene alma de pueblo, ya que, a pesar de tener distancias largas entre sus puntos de interés y más pintorescos con los barrios de la ciudad, la calidez de su gente la hace amigable.
Pero, no es la “Ciudad Paisaje”, como se la conoce a Paraná, Capital de la provincia de Entre Ríos que, tiene dos puntos estratégicos, entre tantos otros, como una puerta al futuro de su gente, por sus prestaciones.
En la provincia de Entre Ríos, dos ciudades emergen como ejemplos de cómo la identidad local y el desarrollo sustentable pueden entrelazarse para ofrecer a sus habitantes una mejor calidad de vida. Se trata de Oro Verde y Diamante, dos localidades entrerrianas que, lejos de depender exclusivamente de las riquezas naturales, han logrado construir su futuro en torno a un modelo económico diversificado, que combina el turismo, el campo y la educación como sus principales motores.
Oro Verde y Diamante se encuentran a poca distancia al sur de Paraná, camino a Victoria, otra de las joyas provinciales que, a través de su memorable puente conecta con Rosario, en la provincia vecina de Santa Fe. Ambas se encuentran en el corazón del litoral argentino. Esta cercanía con la ciudad más importante de Entre Ríos les permite aprovechar la infraestructura y los servicios, al mismo tiempo que conservan su carácter rural y tranquilo, lo cual es altamente valorado por quienes eligen vivir allí.
El turismo, una industria en crecimiento
En los últimos años, ambas ciudades han visto un aumento significativo en la llegada de turistas. Oro Verde, con su entorno natural rodeado de áreas de reserva y actividades al aire libre, es un destino popular para los amantes del ecoturismo. La cercanía con el río Paraná y su infraestructura de caminos y alojamientos permiten que los turistas disfruten de un paisaje único y actividades como el senderismo, la pesca y el avistajes de aves.
Por su parte, Diamante se destaca por su rica historia cultural, con atractivos como el Museo Histórico Regional, y sus eventos locales, que incluyen festivales y actividades relacionadas con la música folclórica y la danza. La combinación de patrimonio cultural y belleza natural, junto con la amabilidad de su gente, atrae tanto a turistas nacionales como internacionales.
El campo, motor de la economía local
Ambas ciudades, al igual que muchas en Entre Ríos, tienen un fuerte vínculo con el campo. El trabajo agrícola y ganadero sigue siendo fundamental para la economía de la región, pero en estos últimos años se ha diversificado hacia actividades de mayor valor agregado, como la producción de alimentos orgánicos y la agroindustria. En Oro Verde, por ejemplo, los agricultores locales se han volcado hacia el cultivo de productos orgánicos que abastecen tanto al mercado local como a otras provincias.
La educación, un pilar para el futuro
Otro de los sostenes del crecimiento de estas ciudades es el fuerte compromiso con la educación. Oro Verde alberga uno de los principales centros educativos de la región, la Universidad Nacional de Entre Ríos, lo que ha propiciado el desarrollo de un ambiente académico y de investigación. Este foco en la educación ha permitido a la ciudad atraer a estudiantes de diversas partes del país, quienes eligen vivir allí por su calidad de vida y la oferta educativa de excelencia.
Diamante, por su parte, también ha hecho de la educación un motor de su desarrollo. Con varias escuelas de calidad y programas de formación técnica, la ciudad apuesta por la preparación de una nueva generación capaz de afrontar los desafíos de un mundo cada vez más globalizado.
La gente, el verdadero tesoro
Sin embargo, la verdadera riqueza de Oro Verde y Diamante radica en su gente. Son sus habitantes quienes, con esfuerzo y dedicación, han logrado transformar sus localidades en verdaderos centros de progreso. Con una fuerte identidad regional, la gente de estas ciudades tiene un espíritu de colaboración y solidaridad, valores que han sido esenciales para que hoy puedan disfrutar de un mejor pasar.
El potencial de estas ciudades es claro, ya que, entre sus paisajes, su gente trabajadora, el impulso del turismo, el campo y la educación, Oro Verde y Diamante se perfilan como ejemplos de cómo el desarrollo sostenible y el crecimiento económico pueden ir de la mano con el respeto por las tradiciones y el bienestar de las personas.
Con una oferta diversa y un futuro prometedor, estas ciudades se consolidan como un referente en Entre Ríos y en Argentina, demostrando que las nuevas riquezas de una provincia no siempre se encuentran en sus recursos naturales, sino en el empeño de su gente por construir una comunidad próspera y solidaria.