Una alianza de centro izquierda moderada gobernara nuestro gigantesco vecino desde el 1 de enero de 2023.

El presidente electo, un viejo conocido, Luis Ignacio “Lula” Da Silva (77 años). El vicepresidente será Geraldo Alckmin (69 años) líder conservador, un eficiente ex gobernador de San Pablo, viejo enemigo del PT en ese estado y rival del propio Lula en la segunda vuelta presidencial del 2006.

Viene de militar junto a uno de los más grandes presidentes de Brasil: Fernando Henrique Cardozo (91 años).

Vale la pena recordar una frase que demuestra la flexibilidad de la política brasileña y la vieja rivalidad entre ambos: cuando Lula decidió volver a la competencia electoral, Alckmin declaró "después de llevar a Brasil a la quiebra Lula quiere volver al poder, también se podría decir que quiere volver a la escena del crimen”.

Lula encargó a Alckmin el delicado trámite de la transición entre el equipo de Bolsonaro y el nuevo Gobierno.

Otro punto que garantiza la moderación de la nueva administración, es que el Congreso tiene un conformación de centro derecha.

El presidente electo, ante los llamados de los líderes de las principales potencias (Brasil es un jugador clave en el tablero mundial) al primero que atendió (y lo hizo saber) fue a Joe Biden.

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Su política exterior estará en manos de la muy capacitada profesionalidad de Itamaraty.

Los Estados (provincias) claves estarán en manos de la oposición, entre ellos San Pablo, Minas Gerais y Río de Janeiro.

Jair Bolsonaro deja el Gobierno con un estilo muy parecido al de Donald Trump y como el ex presidente norteamericano, con la ambición de volver.

El binomio triunfante deberá demostrar capacidad para mantener los éxitos del Gobierno saliente y evitar sus componentes autoritarios.
Experiencia y sagacidad les sobra, pero no será tarea fácil.

*Por Carlos Ruckauf, ex ministro de Relaciones Exteriores de la República Argentina.