Ucrania condenó enérgicamente el sábado los planes rusos de celebrar elecciones presidenciales la próxima primavera en territorios ocupados, declarándolas "nulas e inválidas" y comprometiéndose a procesar a cualquier observador enviado para supervisarlas.

La Cámara Alta rusa fijó esta semana las elecciones presidenciales del país para marzo, y su líder, Valentina Matviyenko, sostuvo que los residentes en cuatro regiones ucranianas ocupadas podrían votar por primera vez.

Rusia afirma haberse anexionado las regiones de Donetsk, Luhansk, Zaporiyia y Jersón, en el este y el sur de Ucrania, durante los referendos celebrados el año pasado que Kiev y Occidente tacharon de farsa, pero no controla plenamente ninguna de ellas. También arrebató a Ucrania la península de Crimea, en el mar Negro, en 2014.

"Hacemos un llamamiento a la comunidad internacional para que condene resueltamente la intención de Rusia de celebrar elecciones presidenciales en los territorios ucranianos ocupados, y para que imponga sanciones a los implicados en su organización y celebración", dijo el Ministerio de Asuntos Exteriores de Ucrania en un comunicado.

También advirtió a los países que no enviaran observadores a las "pseudoelecciones", afirmando que los infractores "afrontarían responsabilidades penales".

"Cualquier elección en Rusia no tiene nada que ver con la democracia. Sólo sirven como herramienta para mantener al régimen ruso en el poder", afirmó el ministerio.

El presidente ruso, Vladimir Putin, sostuvo el viernes que se presentaría de nuevo a las elecciones, una medida que se espera que lo mantenga en el poder al menos hasta 2030.

Retiran en Ucrania monumentos de la era soviética

Las autoridades ucranianas prosiguieron el sábado con su campaña de retirada de monumentos de la era soviética y desmantelaron una estatua de un comandante del Ejército Rojo en un céntrico bulevar de la capital, Kiev.

Ucrania ha redoblado sus esfuerzos por borrar todo rastro de la dominación rusa en medio de la invasión a gran escala de las tropas del Kremlin, que se acerca ya a los dos años.

El sábado, trabajadores municipales levantaron cuidadosamente del pedestal la imponente estatua de Mykola Shchors, comandante de campo soviético durante la Guerra Civil rusa.

Los espectadores se detuvieron para observar y fotografiar cómo una grúa gigante bajaba la estatua de Shchors montado a caballo a un camión de plataforma.

"Tenemos que educar a nuestros jóvenes para que conozcan nuestra historia", dijo Zoya Kobyliukova, de 82 años, que describió el comunismo como una "utopía" que llevó a la muerte a muchas personas. "Están haciendo lo correcto al sacar esta estatua".

El concejal de Kiev Leonid Yemets dijo a Reuters que la estatua sería trasladada a un museo.

Las autoridades del puerto ucraniano de Odesa, en el Mar Negro, desmantelaron el año pasado una estatua de Catalina la Grande tras una campaña de activistas que duró meses.

Miles de calles y asentamientos ucranianos también han cambiado de nombre en los últimos años como parte de una campaña lanzada tras la Revolución del Maidán de 2014, que derrocó a un líder prorruso.