¿Te acordás cuando éramos chicos y hacíamos “Pan y Queso” para armar los equipos del futbito”? No sé si se seguirá haciendo, en mi humilde opinión siempre me pareció algo humillante y denigrante para los que quedaban últimos. Si todos sabemos quiénes son los mejores y los peores, ¿Por qué no separarlos con consenso y que sea un partido parejo y entretenido? Pero bueno, me fui de tema, esta columna no es de pan, de queso ni de fulbito. Voy al punto.

Elegir un equipo para que nos vaya bien en algo es una linda y difícil tarea. Y aún seleccionando a los mejores del rubro, las cosas pueden salir distintas a lo que pensábamos. Es como una receta de cocina: a veces seguís todos los pasos, con los ingredientes ideales, productos de primera marca y ¡Zas! Algo pasa en el medio y la comida no tiene el sabor o la forma que esperábamos. “Puede fallar, puede fallar” decía Tu Sam.

Eso es lo que parece haber sucedido con ¿Quién es la máscara?, el programa del Prime time de Telefe. Pensalo conmigo: se emite en el canal líder en materia de rating, lo que pone al aire le suele medir bien. Eligieron como conductora a una número, querida por todos: Natalia Oreiro. Para el rol de investigadores convocaron a Lizy Tagliani, una figura de esa pantalla, a Karina La Princesita, que convoca a miles en sus shows, a Roberto Moldavsky, el top top del humor, y hasta trajeron a Wanda Nara de Milán, Paris o Turquía (ya le perdí el rastro de donde vive y más aún si sigue en pareja con Mauro o no -que por otra parte no me interesa-). Un verdadero dream team. Pero no es la primera vez que a un equipo que tiene todo para ganar le va mal. Claro, si fuera todo tan lineal o predecible, no habría competencia posible (y el PSG hubiera ganado la última Champions). Perdón, me fui de tema otra vez.

LEE: José Luis "El Puma" Rodríguez: "Me siento argentino de corazón"

Tenemos un equipo ideal en el canal líder. Pues bien, hablemos del formato. Se trata de 24 famosos escondidos dentro de trajes increíbles, que tienen que cantar sin que te des cuenta, en lo posible, de quienes son. La competencia los va eliminando por rendimiento y recién cuando quedan eliminados descubren de quiénes se trataba. En los papeles una idea muy divertida, que incluso funcionó muy bien en muchos países, pero acá, cómo no termina de cautivar al público.

El programa debutó el 12 de septiembre y marcó 17.3 puntos. A partir de ese día la sucesión del rating fue bajando: 11.7, 11.2, 10.3, 9.6, 9.0, 9.8, 9.7 y 9.3 el último jueves. Ojo, las mediciones no son lo único importante en un programa, pero el dato marca que la gente fue perdiendo el interés. “¿Quién es la máscara?” está muy lejos de lo que marcaba “Masterchef” e incluso de lo que hasta hace poco hacia “La Voz”, un formato que ya se había hecho varias veces.

LEE: Pipo Pescador despidió a Balá: "Un colega, un viejo amigo, un artista del pueblo irremplazable"

Pero, ¿cuál es el problema del programa? ¿Por qué no funciona? Bueno, entiendo que cada televidente que elige no mirarlo tiene sus propios motivos para no elegirlo, pero en principio la dinámica es lenta. Más allá del canto o del humor de los investigadores, no es un formato que mantenga interesado al televidente en lo que está viendo. También hay que decir que ver cantar a una persona detrás de un traje remite a un programa infantil fuera de horario. Porque si la idea es que sea un programa familiar, hay que decir que se emite tarde como para que lo vean los más chicos (comienza cerca de las 22:40).

Otro tema es que presentan a 6 participantes con máscaras por programa y al final del mismo solo se descubre la identidad de uno. Hay que tener mucha paciencia para conocer, en algunas semanas, quiénes eran los otros. Están pidiendo demasiado. ¿O no?. Es como si en los programas de espectáculos contaran un enigmático de la famosa que está embarazada y la respuesta la dieran un mes después...Raro.

Lo cierto es que el programa no está funcionando como se esperaba. No es grave. Natalia Oreiro seguirá siendo una gran artista, los investigadores continuarán con otros proyectos y el canal lo cambiará de día u horario o lo sustituirá por otra propuesta para no seguir perdiendo audiencia en esa franja. No es la primera vez que se programa un ciclo y el público no lo acepta. Tenía todas las de ganar, podía fallar, y falló.