Un albañil de 49 años mató a tiros a su esposa, de 46, y luego se mató de un disparo en la cabeza en el barrio Libertad, de la ciudad de Santiago del Estero.

La mujer había intentado poner a fin a 30 años de aislamiento y denigración, y tras denunciar al hombre por violencia de género, había logrado una medida de restricción y que le proporcionen un botón antipánico.

El femicidio se produjo el martes por la noche y tuvo como víctima a María Rosa Cisneros. El ex esposo de la víctima, César Benito Andrada, se presentó poco antes de la medianoche en la casa y mató a la mujer de dos disparos.

Inmediatamente, el hombre se efectuó un disparo en la sien y murió luego de haber sido llevado a un hospital, en el transcurso de este miércoles.

Según lo informado por el diario El Liberal, la pareja se había conocido 30 años atrás en la zona rural de Loreto y se mudó una vez que comenzó la convivencia a la capital santiagueña, donde tuvieron tres hijas, la mayor de ellas de 25 años.

El 2 de marzo pasado la mujer se presentó en la Oficina de Protección de las Víctimas de Violencia Familiar y de la Mujer, para denunciar una situación de aislamiento, dependencia y "violencia física" por pare de su marido, al que describió como adicto al alcohol.

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"Yo no tenía celular. Él decía que si lo tenía lo engañaría. Me daba dinero para la comida y nada más. Los fines de semana, tomaba mucho y después nos insultaba a todas, tratándonos de lo peor?", declaró María Rosa en la dependencia.

"El fin de semana, tomó alcohol. Después, nos trató de lo peor. Me agarró de los pelos, me celó con los vecinos, hasta con un sobrino dijo que tenía sexo. Me amenazó de muerte. Como siempre, me dijo que me iba a matar", añadió en la declaración.

La jueza de Género Norma Morán dictaminó el 13 de marzo la exclusión del hogar para Andrada, quien se retiró de la casa para vivir en la zona de El Zanjón.

Días más tarde volvió a la vivienda y se instaló a los gritos de que un abogado le dijo que tenía derecho a estar en la casa que él mismo construyó.

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Una vez que se interpuso una nueva medida judicial, el hombre volvió a ser obligado a retirarse de la casa, de la que fue profiriendo insultos.

A pesar de las medidas de restricción, el hombre se empecinaba y volvía a la casa constantemente a vigilar a su ex mujer y sus hijas. "Parece que le tenía idea a una de sus hijas, porque decía que le metió cosas raras a su madre", indicó una vecina al diario El Liberal.

La noche del martes, al escuchar disparos, una vecina que también es víctima de violencia de género activó su propio botón antipánico. Poco después acudieron policías y el novio de una de las hijas de la pareja, los cuales se encontraron con el cuerpo de la mujer y el hombre gravemente herido a su lado.

Andrada fue llevado al Hospital Regional, donde dejó de existir alrededor de las 15 del miércoles.