El Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 3 de Quilmes dará a conocer la sentencia en el caso por la desaparición y crimen de Salvador Altamura ocurrido en julio de 2020.

El único acusado que tiene la causa es el mejor amigo, de la víctima Rubén Darío Dening, quien enfrenta dos pedidos de prisión perpetua.

Los jueces Rubén Darío Hernández, Alejandro Oscar Portunato y Julián Busteros leerán la sentencia este miércoles a partir de las 14.00 y allí Dening sabrá qué responsabilidad recayó sobre él.

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Dening llegó al juicio llegó acusado de los delitos de “robo calificado por su comisión mediante el uso de llave verdadera, en concurso con el homicidio calificado por preparar, facilitar, consumar y procurar la impunidad”, en perjuicio de Altamura, de 48 años. 

Según detallaron, el único imputado pidió no estar presente en la sala al momento de la sentencia, por lo que se enterará de la resolución desde la cárcel donde está alojado desde 2020.

Durante la última audiencia dio sus últimas palabras y allí sostuvo que "es inocente de todos los cargos".

Acerca de los alegatos, tanto la querella como la fiscalía coincidieron que Dening debía ser condenado a prisión perpetua porque mató a Altamura con el objetivo de robarle dinero y que lo hizo “de manera tan efectiva que logró la desaparición de su cuerpo”.

Eso se relaciona a su detención en Entre Ríos donde personal de Gendarmería Nacional le encontró 386.662 pesos, 31.500 dólares y una campera perteneciente al abogado. 

Con respecto a la defensa, manifestaron que “los hechos no están probados” por lo que construyeron "una imputación falsa" y por ello solicitaron que sea absuelto. 

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En medio del juicio, la hermana de la víctima apuntó contra el comisario detenido en el caso Lucas Escalante y Lautaro Morello. Delante de los jueces explicó que Altamura mantenía conversaciones y negocios con el comisario mayor Francisco Centurión.

Además, sostuvo que también lo hacía con un empresario que estuvo aprehesado por la fuga de los condenados por el triple crimen de General Rodríguez en 2015.

“Salvador importaba telas para realizar carpas para luego vendérselas al ‘Faraón’ (Marcelo) Melnyk, relacionado a la causa de efedrina. Por otro lado, Centurión facilitaba los clientes para los loteos de terreno que tenía mi hermano en Varela. Creo que la desaparición tiene que ver con esto”, aseguró Lidia Altamura.