El fiscal Fernando López Villagra solicitó hoy la pena máxima contra los policías Lucas Gómez y Javier Alarcón, acusados por el crimen de Blas Correa, el joven asesinado durante un control en agosto de 2020 en la ciudad de Córdoba.

Se trata de los dos oficiales más complicados en la causa por el crimen del adolescente, que fueron los que dispararon contra el auto Fiat Argo, en el que viajaba el joven asesinado con sus amigos.

Además, el fiscal cuestionó el accionar de ambos efectivos durante ese trágico operativo y los acusó como coautores de los delitos de "homicidio calificado por sus funciones, por empleo de armas de fuego, y homicidio calificado por abuso de su función en grado de tentativa reiterado" contra los otros cuatro ocupantes del auto. Y también los responsabilizó por la tentativa de homicidio de los otros cuatro jóvenes que iban en el vehículo.

"Tenemos todas las expectativas y certezas de que estas personas son responsables de que Blas no esté conmigo y en las audiencias se ve que hay más responsables aun. Fueron fundamentales las palabras del ex ministro y de la jefa de policía admitiendo la violencia institucional", dijo Soledad Laciar, la madre de la víctima. Y agregó: "Queremos una condena justa pero es hora de demostrar que quien hace las cosas mal tienen un castigo y quien las hace bien tiene un premio". 

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El debate oral había comenzado el 7 de septiembre del año pasado y en diciembre, tras 28 audiencias se pasó a cuarto intermedio hasta el 8 de febrero por la feria judicial. Sin embargo, ese día no se pudo continuar con el debate por la ausencia justificada de cuatro miembros del jurado popular. Pero unos días después se reanudó el juicio y este se acerca al tramo final.

Según la acusación fiscal, el hecho ocurrió durante la madrugada del 6 de agosto de 2020, cuando Juan Cruz Camerano Echevarría, de 21 años, conducía un Fiat Argo, junto a cuatro amigos, hoy todos mayores de edad, Valentín Blas Correas, que tenía 17 años, al igual que sus amigos Camila Toci, Mateo Natali y Cristóbal Bocco.

Cuando circulaban en la avenida Vélez Sarsfield y Romagosa, se encontraron con un control policial de prevención en donde los efectivos hicieron señas al conductor para que descienda la velocidad, sin embargo el auto siguió su curso y no paró.

El conductor dijo ante la Justicia que él se asustó y aceleró porque cuando estaba por detener la marcha observó que uno de los policías les apuntaba con un arma.

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Allí fue cuando Gómez, de 37 años, y según consta en la causa y en la elevación a juicio, efectuó cuatro disparos con su arma reglamentaria contra el auto "con intención de matarlos". En tanto, Alarcón, de 33 años, que también se encontraba en el puesto de control, efectuó dos disparos contra el vehículo en marcha "en acuerdo tácito (con Gómez) y aportando al plan común de dar muerte a los ocupantes del vehículo".

Uno de los cuatro disparos efectuados por Gómez impactó sobre la zona de la escápula derecha de Correas y le produjo la muerte. Tras ello, y con el objetivo de simular un enfrentamiento armado, los policías Alarcón y Wanda Esquivel "plantaron" un arma en las cercanías del lugar, mientras que el auto fue interceptado en la intersección de Chacabuco y Corrientes, donde el joven habría estado aún con vida y murió en ese lugar.

Antes de llegar a ese lugar, los amigos llevaron al adolescente al sanatorio Aconcagua, donde se negaron a atenderlo, y, por ello, hay otra causa que ya fue elevada a juicio.