Por Antonio D'Eramo

Por la cantidad y calidad de los debates y las conversaciones entre los obispos y los laicos que participaron de la cumbre global que se desarrolló entre el 4 y el 29 de octubre en Vaticano y que fue convocada por el Papa Francisco, se puede decir que se trató de un encuentro fundamental para el futuro de la Iglesia Católica, que no dejo tema tabú sin analizar y que terminó con declaraciones plasmadas en varios documentos donde la realidad del mundo y sus horrores terminaron por imponer la agenda de los participantes.

Si bien la preocupación por los pobres se vio totalmente justificada en el texto final, monseñor Ojea explicó al respecto que "... creo que está muy marcado el tema de los pobres en el centro del camino de la iglesia. Para que una iglesia sea sinodal tiene que tener su opción preferencial muy clara. Volvemos a decir en el documento, según la síntesis, que la opción preferencial por los pobres no es ni sociológica, ni psicológica, ni cultural. Es una opción teológica. Está implícita en cualquier modo de transmitir el Evangelio. Pertenece a la fe cristiana, de aquel que siendo rico se hizo pobre para enriquecernos a todos. La capacidad que tienen de poder enseñarnos y la necesidad de aprender de ellos, me pareció muy remarcable en un movimiento que sigue el texto de la encíclica Evangelii gaudium" cuya traducción del latín significa La alegría del Evangelio.

Precisamente, esta exhortación del Papa Francisco, La alegría del Evangelio, estuvo muy presente en esta cumbre global del catolicismo que tendrá su segunda fase en octubre de 2024 en Roma, y es menester recordar las principales características de documento vaticano.

Cinco puntos principales posee en su versión en lengua española y el tema principal es el anuncio misionero del evangelio, la buena noticia, y su relación con la alegría cristiana. Desde luego que se habla acerca de la paz, la justicia social, la familia y el respeto por la ecología pero, fundamentalmente, es crítico del consumo de la sociedad capitalista al  insistir en que los principales destinatarios del mensaje cristiano son los pobres.​ Además, acusa al sistema económico actual de ser injusto, basado en la «tiranía del mercado», la especulación financiera, la corrupción generalizada y la evasión fiscal.

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En ese sentido, monseñor Ojea explicó que "Hubo dos cosas de Evangelii gaudium que estuvieron muy presentes en las reflexiones del sínodo. La misión supone acompañar, supone comprender, supone escuchar la cultura en la que estoy evangelizando. Y esto es un desafío nuevo porque supone entender la visión desde otro lugar. Aquellas palabras de Nuestro Beato Enrique Angelelli, "con un oído en el pueblo y otro en el Evangelio", se aplica notablemente a la misión. Yo tengo que conocer en profundidad la cultura del pueblo al cual yo voy sirviendo con mi identidad, con mi identidad católica, pero al mismo tiempo me coloco al misionar más allá de toda identidad para poder transmitir el Evangelio encarnado en aquellas culturas en las que ésta se hace presente".

A propósito de las experiencias compartidas ​entre los misioneros se relató una que pone, en blanco sobre negro, la importancia de escuchar a los pobres y marginados y las diferencias culturales existentes a las que los sacerdotes deben adaptarse.

En Johannesburgo, Sudáfrica, "... un religioso tomaba fotos a los chicos de la calle, los chicos que están en las estaciones de tren, para documentar la tragedia que viven.  Nosotros tenemos tantos chicos, tantos chicos en esa situación, los hemos visto tantas veces. Entonces, uno se dedicó a tomar fotos. Entonces, detrás de las fotos descubrieron, cuando hicieron la exposición, que un chiquito había escrito yo existo pero no me ven. Cuando me ven, ven un problema, una curiosidad, un caso, pero a mí no me ven. Culminó el testimonio diciendo en lenguaje autóctono sudafricano. El saludo nuestro, buen día, buenas tardes, significa te veo, te veo. No sos invisible para mí, llego a tu realidad. Entonces, en el Sínodo nos encontramos con una enorme cantidad de situaciones invisibles y notables".

Otra de las realidades de las que se tomo nota fue de la importancia de las organizaciones no gubernamentales (ONGs) que actúan en la sociedad civil y muchos veces lo hacen mejor que aquellas organizaciones de la Iglesia dedicadas a acompañar a los que sufren. El caso de las personas con discapacidades fue elocuente según Ojea.

"Los testimonios que aparecían continuamente en el Sínodo nos hacían pensar muchísimo sobre distintas realidades. Pensemos, en el encuentro había un discapacitado motriz español que trajo toda su experiencia y nos interpeló muchísimo porque nos dijo que muchas asociaciones civiles están mucho más adelantadas en el trato con los discapacitados que la Iglesia Católica. Eso nos pegó realmente muy, muy fuerte"

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Durante la cumbre estalló el horror de la guerra y la violencia en Israel y en Palestina. Fue uno de los momentos más fuertes porque había muchos sacerdotes que habían llegado de Medio Oriente. Monseñor Ojea explicó "... cuando estalló la noticia de los secuestros de Hamas hubo bispos orientales que tuvieron que ir, estaba el obispo de Irak y estaba el obispo del Líbano. La oración por la paz que se hizo inmediatamente después en la Basílica de San Pedro fue realmente conmovedora. La realidad estaba presente y después de entrar en contacto con ella, aunque fuera verbalmente, nos íbamos a la oración".

La Iglesia Católica contabiliza que en el mundo hay 350 millones de migrantes, "...350 millones de migrantes que huyen de sus países por la guerra, por el hambre o migraciones forzadas por cambio climático que hacen totalmente invivible el lugar en donde están, con el agua contaminada. Entonces, tienen que acceder a las ciudades, esto es un tema que se repitió con el ejemplo de la Amazonia. Pobladores que tienen que acceder a las ciudades más cercanas, con otra cultura, con sus culturas ancestrales rotas, digamos, y son sometidos a la trata de personas para poder sobrevivir, la prostitución, lo que sea. Todo ese proceso de cómo se pasa de una cultura ancestralmente limpia, digamos, de contacto con la naturaleza, a tener que adaptarse a una situación nueva para la cual no están preparados, eso estuvo también presente en el Sínodo".

De hecho, en el cierre del encuentro el Papa Francisco, recordó a las víctimas de las "atrocidades" de la guerra y del "sufrimiento" de los migrantes. "Pienso en los que son víctimas de las atrocidades de la guerra, en los sufrimientos de los migrantes, en el dolor escondido de quienes se encuentran solos y en condiciones de pobreza, además de en los que están aplastados por el peso de la vida y ya no tienen más lágrimas ni en los que no tienen voz".

Uno de los puntos más importantes fue el tratamiento de la mujer dentro de la Iglesia Católica por los pocos lugares de decisión que posee. Acerca de este punto hay que notar que por primera vez en la historia, por decisión del  Papa, también las mujeres tuvieron derecho al sufragio en la asamblea, y además Ojea resaltó el papel de las mujeres trabajadoras y solidarias en la sociedad nacional " Yo creo que una madre, una joven, una trabajadora, el ejemplo que nosotros tenemos de tantas mujeres en un momento del país tan difícil, tan duro, el trabajo de las mujeres en los barrios. Nosotros no damos abasto con los jardines maternales de chicos chiquitos, de mamás que van a trabajar tempranito y no pueden estar con sus chicos. A mí me parece que, tomando el ejemplo de estas mujeres y de la Virgen que espera al Señor como nadie, es como el estímulo más grande para que no pierdan nunca la esperanza porque tienen una gran mujer que no les va a faltar nunca".

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Otro tema que deslegitima  la prédica del Evangelio son los abusos a menores. "La Comisión de Prevención de la Infancia y la Niñez contra los Abusos presentó un documento en el Vaticano y en esa carta, la misma Comisión Pontificia, nos decía que lo hecho hasta ahora había sido insuficiente. Esto fue refrendado por el Sínodo y apareció en distintas ocasiones como un obstáculo a la credibilidad en la Iglesia. El tema de los abusos que aún no es suficientemente enfrentado con la claridad y la contundencia necesaria. Esto siempre que aparecía, aparecía como que se habían dado pasos, pero estos pasos habían sido insuficientes".

Acerca del porvenir, monseñor Ojea no parece ser optimista. En el diálogo se recordó una frase del Premio Nobel de Literatura estadounidense, T.S. Eliot quien solía decir que "...para el ser humano resulta insoportable mucha realidad". Ojea se refería a las razones por las que "...el corazón humano no termina de aceptar el tema del cuidado planetario, no lo quiere ver o lo ha transformado en un discurso para que no se haga nada. Es tan insoportable la realidad que de alguna manera provoca estas fugas o estas evasiones de la realidad y la realidad de la pobreza también. Es tan tremenda esa realidad que de pronto prefiero distraerme o prefiero mirar para otro lado".

Y, advirtió, "Siempre el deseo de la iglesia es salir de lo asistencial y estar en lo promocional. Pero hay momentos en que no se puede hacer. No se puede hacer. Si el país entra en una crisis alimentaria, vamos a tener que ocuparnos de eso. No podemos atender demasiadas otras cosas si esto aparece con mayor claridad".