La ciencia y la política se conjugan durante esta pandemia de coronavirus y las razones metodológicas por las que la OMS no terminaba por aprobar la vacuna del laboratorio chino Sinovac, punta de lanza de la política de la diplomacia de vacunas china, fueron superadas en principio por la emergencia mundial de nuevas cepas del virus Sars-CoV-2 pero, también, por las presiones ejercidas por los dirigentes de la potencia asiática para ingresar al fondo Covax de la OMS y vender y distribuir, a través de este mecanismo, la vacuna Coronavac al resto del mundo.

El primer día de junio se produjo la ansiada luz verde para el laboratorio chino en la sede del organismo rector de la salud. Mariagela Simao, subdirectora general de la OMS para el Acceso a los Productos Sanitarios, realizó una breve declaración que llevó certezas al gobierno chino. "El mundo necesita desesperadamente múltiples vacunas para hacer frente a la enorme desigualdad de acceso en todo el planeta. Instamos a los fabricantes a participar en el Mecanismo Covax, a compartir sus conocimientos y datos y a contribuir a controlar la pandemia". La Lista de Uso de Emergencia de la OMS es un requisito previo para el suministro de vacunas del mecanismo Covax, creado por el organismo multilateral en cooperación con otras agencias para distribuir a bajo precio y de forma equitativa dosis de vacunas contra el Covid-19 en todo el mundo.

De esta manera China tiene la posibilidad de consolidarse en la carrera por administrar la mayor cantidad de dosis en todo el planeta teniendo en cuenta que la vacuna del laboratorio Sinovac es la segunda mayor utilizada en el mundo, detrás de la de  Biotench/Pfizer de EEUU, a pesar de no haber sido homologada por la OMS hasta el 1 de junio.

De esta manera, con la vacuna CoronaVac de Sinovac, la Organización Mundial de la Salud aprobará la séptima vacuna de emergencia entre las que se cuentan las inyecciones de Sinopharm, también de China, las dosis de los laboratorios estadounidenses de Moderna y de BioNTech/Pfizer, las dos vacunas de AstraZeneca que se producen en India y Corea del Sur, y se cuentan por separado, y la vacuna Janssen de una dosis de Johnson&Johnson.

Ahora bien, la Argentina, que está atravesando una impiadosa segunda ola de Covid-19, tiene conversaciones más avanzadas con el laboratorio CanSinioBio de China por su fármaco que con Sinovac.

Repasemos las vacunas que la administración de Alberto Fernández ha logrado importar a la fecha.

Según datos oficiales del ministerio de Salud que conduce Carla Vizzotti, se contabilizaron 8,1 millones de dosis de Sputnik V, con 6.9 millones del componente uno y 1.1 millones del componente dos-, por su parte, la vacuna china Sinopharm anotó 4 millones de dosis. El tercer lugar del ranking de importaciones de inyecciones fue para la vacuna de AstraZeneca, con 2,9 millones de unidades y el fondo COVAX aportó, 1.900.000 dosis más del fármaco de AstraZeneca/Oxford. Por último, desde India llegaron 580.000 vacunas Covishield de AstraZeneca.

De las tres vacunas desarrolladas en China dos de ellas están homologadas por la OMS y una de ellas importa nuestro país.

El gobierno trabajó con la vacuna de Sinopharm pero las negociaciones con el laboratorio Sinovac están más demoradas, a pesar de tener presencia en Brasil, Chile y Uruguay mientras que las conversaciones con CanSinoBio están avanzadas aunque su producto es el que genera más dudas a la comunidad científica internacional y a los asesores de la OMS.

Características de las vacunas chinas


La vacuna BBIBP-CorV de Sinopharm, con sus fármacos presentes en nuestro país desde el 21 de febrero pasado cuando la ANMAT lo aprobó ante la emergencia, fue desarrollada por la Corporación Grupo Farmacéutico Nacional Chino en colaboración con el Instituto de Productos Biológicos de Beijing. Se trata de una vacuna compuesta por antígenos del virus SARS-CoV-2 inactivado, el virus que provoca la enfermedad de Covid-19. Al encontrarse inerte no provoca la enfermedad pero sí induce una respuesta inmune en el organismo.

Los estudios de efectividad realizados por el laboratorio y otros ensayos elaborados en base a las aplicaciones dadas en distintos países y que no han sido publicados en revistas especializadas para que la comunidad científica global pueda analizarlos, arrojaron un resultado de reducción de la enfermedad sintomática en un 79,3% y en un 98% en formas graves de Covid-19, luego de aplicar dos dosis con un intervalo de 21 días.

Por su parte, la vacuna CoronaVac del laboratorio chino Sinovac Biotech, recientemente recomendada por el comité asesor de la OMS, es una inyección con un virus inactivado derivado de la cepa CZ02 de coronavirus. Se cultiva el virus en células, se cosecha inactivado para que no se replique en el organismo receptor y tras un proceso con hidróxido de aluminio, logra estimular la respuesta inmune.

A la fecha, existieron muchas dudas en la comunidad científica acerca de la efectividad de este producto que logró demorar la aprobación de la OMS.

Por ejemplo, un estudio realizado por el Instituo Butantan de Brasil midió la eficacia de la vacuna para prevenir la enfermedad de manera sintomática en personal de salud y el resultado fue pobre, 50,4% de cobertura.

En Uruguay, donde se inmuniza con CoronaVac y con Pfizer, la comparación entre los dos productos termina favoreciendo a la del laboratorio estadounidense. La vacuna china tiene la capacidad de evitar la enfermedad con una efectividad del 57% contra una capacidad del 75% de Pfizer.

Donde se equilibran los índices de eficacia en el país charrúa es en el ítem de los casos graves donde la vacuna de Sinovac evita el 95% de los ingresos a terapia intensiva, levemente por debajo, de la vacuna de Pfizer que lo hace en un 99% de los casos positivos.

En Chile, donde también se aplica, un trabajo indicó un 65% de efectividad para prevenir la enfermedad sintomática. Los diferentes valores publicados en estos países podrían deberse a la edad de quienes reciben las dosis y las cepas dominantes en cada sociedad. Por ejemplo, en el país trasandino, la variante de Sars-CoV-2 originada en Manaos no es la que domina como ocurre en Uruguay.

Es, además. la vacuna elegida por la Conmebol para poder organizar la Copa América de fútbol en Brasil este mes y actualmente se encuentra autorizada para su uso de emergencia en 22 países, incluidos, Brasil, Chile, Colombia, Uruguay, Venezuela, Ecuador y México.

En México está autorizada y fue adquirida la tercera vacuna de China con aspiraciones de homologación en la OMS para participar del fondo COVAX.

La vacuna Covidecia-Ad5-nCoV- fue desarrollada por el instituto de Biotecnología de Beijing y por la empresa CanSino Biologics Inc. y fue la primera que recibió la patente para su producción en el gigante asiático.

Utiliza un vector al adenovirus-5 que no se replica y el cuál porta un gen que codifica la proteína S del Sars-CoV-2 buscando generar anticuerpos neutralizantes después de 14 días posteriores a la única dosis que debiera aplicarse.

El uso del verbo deber en potencial de la anterior frase se aplica porque han surgido dudas en torno a la necesidad de implementar una segunda dosis producto de la baja efectividad registrada en el personal educativo de México donde se ha utilizado.

El laboratorio informó que estudia, en el  país gobernado por Andrés Manuel López Obrador, un “probable refuerzo” para su vacuna, que hasta ahora se considera de una sola dosis.    

Es con este laboratorio con el que está tratando la ministra de Salud Carla Vizzotti. La urgencia por adquirir vacunas que se encuentran con más sombras que luces parece ser una constante desde que se produjeron las demoras en la producción de AstraZeneca y la caída de un acuerdo con el laboratorio Pfizer a pesar que cientos de argentinos  se prestaron para las pruebas de la vacuna estadounidense durante todo el 2020.

De las vacunas recomendadas por la OMS no hay noticias de avances con respecto a las de Moderna y Johnson&Johnson, mientras que las negociaciones con Pfizer se han retomado envueltas en desconfianza y sin quedar del todo claro a la opinión pública las causas por la caída de los contratos.

Si comparamos la inoculación de la población de países vecinos como Chile y Uruguay con la Argentina hallaremos que los dos países limítrofes han utilizado, mayoritariamente, las vacunas de Pfizer y Sinovac. Ninguna de las dos está presente en Argentina que continúa inyectando dosis de Sputnik V que la OMS y la EMA (Agencia Europea de Medicamentos) no terminan de homologar.