La Aduana desarticuló un intento de contrabando de más de 3 kilos de cocaína líquida que se encontraba dentro de un envío postal en forma líquida, impregnada en ropa y camuflada dentro de un frasco de edulcorante y que iba rumbo a Nueva Zelanda, donde el valor de la sustancia es un 1.200 por ciento superior que en la Argentina.

Agentes especializados de la Dirección General de Aduanas acudieron a inspeccionar la encomienda luego que la empresa DHL diera una alerta.

A partir de los parámetros de riesgo aportados por el organismo, la firma logística había separado tres envíos sospechosos en su predio del barrio porteño de Mataderos.

Un binomio de guía y can aduanero realizó un control no intrusivo sobre las cajas y, en efecto, frente a una de ellas, el can de la Aduana exhibió un comportamiento compatible con la presencia de estupefacientes.

En ese marco, con la debida autorización judicial, el personal del organismo procedió a su inspección exhaustiva.

Cuando los agentes de la Aduana abrieron el paquete, algunos detalles de sus contenidos llamaron su atención: había ropa con un peso que parecía excesivo y un frasco de edulcorante con una sustancia líquida en su interior.

El personal aduanero decidió realizar sendos narcotests sobre las mercaderías, que dieron positivo de cocaína en ambos casos.

El subsiguiente análisis de los especialistas en narcóticos de la Aduana determinó que el envío llevaba nada menos que 3.430 gramos de la mencionada sustancia ilítica.

Aunque en la Argentina esa cantidad de droga puede comercializarse en 51.450 dólares, su valor asciende a 686.000 de la moneda estadounidense en Nueva Zelanda, lo que reporta un incremento de más del 1.200 por ciento.

Por orden del Juzgado Nacional en lo Penal Económico número 2, a cargo de Pablo Yadarola, la Aduana secuestró los estupefacientes, mientras que el magistrado ordenó continuar con la investigación.