Avenido en oráculo de la tecnología, Elon Musk redobló la apuesta al avance de la inteligencia artificial y vaticinó que "pronto superará ampliamente a médicos y abogados".

La predicción del líder de Tesla y SpaceX cayó como un balde de agua fría entre los estudiantes argentinos que entran en la carrera de medicina, en volúmenes superiores al 50% respecto de años anteriores.  

Las profesiones que dominarán el mercado en 2025 parecen darle la razón, porque marcan una tendencia tecnológica, social y económica hacia el perfil que asumirá el futuro laboral.

Las vinculadas con la innovación tecnológica y los avances en sectores clave se destacarán sobre el resto.

Dudas de inversores sobre la IA

También las dudas que despertó la IA entre los inversores tecnológicos de Wall Street, a partir de la aparición de una startup china que destinó apenas 6 millones de dólares para entrenarse y alcanzó un rendimiento a la par de las corporaciones IT, parecieron contradecir el optimismo del magnate sudafricano-norteamericano en torno de la evolución arrolladora de la nueva tecnología y la amenaza de arrasar con las profesiones y hasta de los medios de comunicación.

La publicación de DeepSeek R1 —un modelo de inteligencia artificial de código abierto para grandes lenguajes— tomó al mundo por sorpresa y echó por tierra suposiciones largamente arraigadas sobre el desarrollo de la IA.

Un estudio efectuado por el Centro Médico Beth Israel Deaconess avala los temerarios augurios, dado que los resultados denotaron un desempeño contundente de la IA en entornos clínicos:

  • GPT-4 alcanzó una precisión diagnóstica del 90%.
  • Médicos que utilizaron GPT-4 lograron una tasa de precisión del 76%.
  • En contraste, los profesionales que recurrieron a herramientas tradicionales alcanzaron solo un 74%.

La proyección que se hace de la capacidad de la IA para superar a los expertos humanos en áreas críticas subraya el impacto transformador que estas tecnologías tendrán en las dinámicas laborales de las próximas décadas.

Musk sugirió que los humanos podrían quedar relegados a funciones complementarias, sirviendo como un "respaldo biológico", dado a la "mayor resiliencia en comparación con el silicio, y quizá como una fuente de voluntad".

Las áreas con mayor proyección de demanda son: robótica y automatización, salud biotecnológica, energías renovables y sostenibilidad ambiental, inteligencia artificial, ciberseguridad, educación y habilidades digitales y desarrollo de software especializado en blockchain.  

Impacto en las profesiones humanas

Se potenció así el debate sobre el impacto de la inteligencia artificial (IA) en las profesiones humanas.

Por ejemplo, Bindu Reddy, CEO de Abacus.AI, aseguró que un sistema de IA con acceso ilimitado a datos de laboratorio podría superar ampliamente a los médicos humanos en precisión y eficacia.

Inclusive, en áreas del derecho podría revolucionar actividades esenciales como la investigación legal, el análisis de casos y la toma de decisiones estratégicas.   

Experto en inteligencia artificial aplicada al ámbito jurídico, Richard Susskind abordó el papel emergente de la tecnología en satisfacer la creciente demanda de servicios legales:

Y en un comentario citado por Bloomberg Law, destacó que, como "la necesidad de servicios legales sigue en aumento, la verdadera cuestión es cómo se atenderá esa necesidad".

Musk va más allá de la automatización, al proponer un modelo de coexistencia entre humanos e IA.

Cree que la humanidad podría convertirse en un respaldo fundamental para los sistemas de inteligencia artificial, aprovechando su resiliencia biológica frente a la fragilidad del silicio.

Plantea asimismo la posibilidad de que los humanos actúen como una fuente de voluntad, complementando la lógica de los algoritmos con cualidades inherentes de la conciencia humana.

Este paradigma sugiere un futuro en el que la colaboración entre la inteligencia biológica y la artificial no solo potencie las capacidades de ambas partes, sino también redefina el rol de los humanos en un mundo impulsado por la tecnología.