El 27% de los menores a 27 años tecnologizados sufre de throning
Se trata de una forma particular de citas, donde el objetivo principal no es necesariamente el amor o la atracción romántica, sino el estatus social.
La llamada Generación Z, que son los jóvenes sub-27 hiperconectados, suele establecer relaciones sociales a través de las redes de internet, y ponen en practica una nueva técnica de constituir parejas con un interés, aunque no económico, en general, de una de las partes, que no suele revelarse.
Se llama throning, que como su nombre lo indica, proviene de throne, y significa básicamente poner al otro en un trono, o entronizarlo, como si se hiciera en rituales religiosos.
No deja, sin embargo, de ser el fenómeno que, en busca de aprobación social, gran parte de la población experimentó durante su adolescencia.
Lejos de abandonar esa práctica al llegar a la edad adulta, el estudio de ciertas aplicaciones demostró que el 27% de los jóvenes de la Generación Z sienten haberse sentido utilizados por culpa del throning.
Creen que, de una forma u otra, sus relaciones pasaron a convertirse en una suerte de trampolín social para sus parejas.
Habiendo girado del atractivo económico al social y su influencia digital, el throning termina cayendo en picada en relaciones artificiales y tóxicas que, en gran medida, pueden terminar afectando a la confianza y autoestima de quienes se sienten utilizados.
Back Mirror
El mayor problema de todos, en cualquier caso, es el peligroso precedente que, como en el capítulo de los puntos sociales de la serie Black Mirror, pone sobre la mesa el cambio social y tecnológico que la Generación Z traslada desde su vida virtual a la real.
En busca de mejorar su marca personal, tanto en relaciones sociales físicas como a través de redes de internet, el throning convierte lo que deberían ser interacciones genuinas basadas en valores o intereses compartidos en una carrera por motivar el clasismo entre individuos.
Dicho de otro modo, es como si hubiésemos cambiado el concepto de caza fortunas por un caza likes.
Una Generación Z, obsesionada por la perspectiva social que refleja en ojos de otros, derivó en el citado throning.
Evidentemente cuando se empieza a salir con alguien es para sentirse bien, como un rey o una reina, y tener la atención de la otra persona.
El problema es que este objetivo no es compartido por los que recurren al throning.
Este término se utiliza concretamente para aquellas personas que deciden empezar a salir con alguien para sacar un beneficio, ya sea económico, de reputación, contactos, etc.
Nada nuevo bajo el sol
Como dicen los expertos, no es nada nuevo y se ha visto desde que el mundo es mundo, aunque en épocas pasadas era más probable que ambas partes supieran lo que estaba ocurriendo.
Lo conflictivo del throning es que quienes lo practican utilizan a la otra persona y le hacen creer que están interesados, que se preocupan por ella, cuando en realidad no es así en absoluto.
Esto lleva por supuesto a problemas de confianza y autoestima que en algunos casos puede ser difícil de superar.
¿Si es posible darse cuenta de que se está siendo objeto de una práctica como el throning?, la respuesta es sí.
De acuerdo con el médico Bruce Y. Lee, hay ciertas señales a las que se debe prestar atención: están demasiado preocupados con su reputación, tratan mejor en público que en privado, alardean de estar con el otro en exceso para que todo el mundo se dé cuenta, solo se preocupan de ellos mismos, no prestan ayuda cuando se los necesita…
Según apunta un estudio de Science Advances, quienes se agarran a las aplicaciones para conocer gente lo hacen con la intención de encontrar a alguien que esté un 25% por encima de su estatus social.
La época escolar, repleta de cambios e inseguridades, es la que más empuja hacia esa necesidad de validar el éxito social que ata a personas que poco o nada pueden tener con los intereses pero que, por contra, implican un cambio de estatus gracias a poder verse reflejado en su influencia y admiración.