La conducta que emprendieron los rugbiers aquel 18 de enero de 2020 en el ataque sorpresivo por la espalda que tuvo como resultado la muerte de Fernando Báez Sosa es algo que está fuera de discusión. Lo que sí será materia de debate durante el juicio oral y público en Dolores tiene que ver con la cuestión subjetiva, es decir, en qué tipo de conducta encuadra cada una de las que tuvieron esos ocho jóvenes hoy sentados en el banquillo de los acusados.

Según la acusación, todos son coautores de homicidio cometido con alevosía, con el concurso premeditado de dos o más personas y donde cada uno tuvo un rol determinado.

La primera pregunta. ¿Fue premeditado? Esto es, antes de atacar a Fernando como lo hicieron los rugbiers, ¿Se pusieron de acuerdo en qué conducta iba a llevar a cabo cada uno para lograr ese resultado? Es decir, ¿Se pusieron de acuerdo los ocho en que iban a matarlo y cada uno asumía un rol determinado? Según distintos penalistas consultados, en el caso es difícil de probar y, tal vez, todo sucedió en que sí fueron a buscarlo a Fernando por algo que había pasado previamente en el interior del boliche Le Brique y que actuaron de manera salvaje y cobarde, pero sin la intención de antemano de que iban por él a matarlo.

De los que le pegaron directamente a Fernando se supo que sí están comprometidos Máximo Thomsen, Luciano y Ciro Pertossi. En el caso de Lucas Pertossi, se lo señala como la persona que filmó toda la secuencia; entonces habría que preguntarse si con eso contribuyó a cometer el crimen o si sólo quedará en una conducta reprochable por demás que escapa a la decisión de un tribunal oral a la hora de encuadrar esa conducta en alguna norma jurídica.

En cuanto a Enzo Comelli, fue mencionado por Juan Bautista Besuzzo, uno de los amigos de Fernando que declaró como testigo, como uno de los que le pegó por la espalda al joven, aunque la Fiscalía lo apuntó como aquel que estaba mirando la secuencia cercana a la víctima.

Por otro lado, a Ayrton Viollaz algunos testigos lo señalan como quien arengaba para emprender el ataque y uno de los acusados de, junto a Lucas y Luciano, haberles pegado a los amigos de Fernando para impedir que lo vayan a socorrer. ¿Con la arenga contribuyó a darle muerte a Fernando Báez Sosa o no?

Sobre estos tres últimos, o sea, los que le pegaron a los amigos de Fernando, también uno podría pensar que, si bien hubo un acuerdo previo de ir a atacarlos, como defensa técnica también podría haber un planteo que el resultado no fue algo buscado, sino que fue cometido por aquellos que le pegaron y lo mataron del cual ellos son ajenos. Algo así como: “Sí, le fuimos a pegar, pero jamás se habló de ir a matarlo y, si lo hicieron, que paguen aquellos que lo cometieron, no todo el grupo”.

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El juicio no pasa por probar el hecho, eso es algo que esta fuera de discusión y hay un vagón de pruebas por ello, sino en lo subjetivo, en qué conducta asumió cada uno y el encuadre jurídico.

Algo es claro, se habla de un homicidio agravado y, más allá de no poder probarse el de premeditación, parece más claro el de alevosía, es decir, asegurar el resultado de muerte. Y eso es claro en las patadas y golpes salvajes que le dieron a Fernando Báez Sosa una vez tirado en el piso y sin ánimo de defensa porque no podía oponer resistencia. Con un solo agravante comprobado, la pena sigue siendo perpetua para los que le pegaron.

También es claro que, si alguno por fuera de aquellos rugbiers que no le pegaron a Fernando y cometió otros hechos, por más que se lo califique como partícipe necesario, en un homicidio agravado es comparable en lo jurídico esa conducta a la de autoría, con lo cual también el resultado de la pena sigue siendo perpetua.

Por ahora, la discusión jurídica pasa por lo difícil para la acusación que puede llegar a ser probar la premeditación, esto es el acuerdo para matar, de qué forma y la coautoría en el homicidio de Fernando Báez Sosa.