Tensión con China: Milei ordenó a la Armada custodiar el mar argentino para evitar la pesca ilegal
La pesca ilegal es una de las formas en que toma cuerpo la piratería en el siglo XXI. El Presidente envió al patrullero oceánico ARA Piedrabuena ha intensificar la vigilancia de la Zona Económica Exclusiva de la Argentina.
El Ministerio de Defensa conducido por Luis Petri informó que en las últimas horas se sumo un patrullaje aéreo sobre el mar argentino para vigilar que los cientos de barcos pesqueros asiáticos no depreden la zona económica exclusiva de nuestro país que viene sufriendo el saqueo de auténticas factorías pesqueras flotantes ante la escasez de recursos para controlar el litoral marítimo nacional.
No es un problema nuevo. NA viene advirtiendo de este robo a la riqueza natural argentina desde hace años. El gobierno de Alberto Fernández había anunciado en octubre pasado que alcanzó un principio de acuerdo con Noruega para adquirir cuatro aviones P3 Orion que servirán en la Armada para reforzar la exploración marítima de largo alcance y patrullaje del mar argentino.
Pero la actual administración en Defensa debió sumar de emergencia una aeronave Beechcraft B200 para reforzar el patrullaje que inició el ARA "Piedrabuena", en el área adyacente a nuestra Zona Económica Exclusiva.
Esta área se encuentra tipificada en artículo 5° de la Ley N° 23.968 que establece que La Zona Económica Exclusiva argentina se extiende, más allá del límite exterior del mar territorial, hasta una distancia de DOSCIENTAS (200) millas marinas a partir de las líneas de base de la costa de nuestra Nación.
Precisamente esta zona del mar argentino, rico en especies de interés comercial y que da hogar a miles de especies marinas, muchas de las cuales se presumen endémicas de la región, se ve depredada, año tras año, por buques pesqueros chinos que en la práctica constituyen la avanzada de una Armada Invencible que tiene por objetivo el control de facto de los mares mundiales.
la revista The Economist señalaba, en una reciente investigación, que un millar de barcos pesqueros chinos, está provocando un enorme daño a las economías de los países latinoamericanos con costas en los océanos Atlántico y Pacífico.
Si bien, los países con plataforma marítima en el Pacífico, Ecuador y Perú, están defendiendo sus recursos pesqueros, en el Atlántico la situación no es la misma. Argentina y Uruguay no están imitando a los países andinos. Recién con el cambio de gobierno en la Argentina la situación parece comenzar a revertirse.
“La flota pesquera china tiene la peor reputación global de pesca ilegal, no declarada y no reglamentada. Cerca de un tercio de los 3.000 buques operan en Sudamérica todo el año. Persiguiendo al calamar migratorio, pasan 6 meses del año saqueando las aguas del Atlántico, frente a la Argentina y otros 6 haciendo capturas en el Pacífico, cerca de Ecuador y Perú, atravesando el estrecho de Magallanes”, afirmó el semanario londinense.
La llegada anual de la flota pesquera extranjera a la milla 201, puede traer más tensión al delicado equilibrio entre los gobiernos de Xi Jinping y Javier Milei. Trabajar en ese contexto será una tarea desafiante para el flamante embajador nacional en Beijing.
Se trata de Marcelo Suárez Salvia, un diplomático de carrera que está cumpliendo funciones en Trinidad y Tobago, y, si bien la preocupación del gobierno argentino se extiende a la vigilancia de todos los buques de procedencia asiática, hay barcos de bandera taiwanesa y, también, coreana, la pesca en aguas trasnacionales de buques chinos desafía regulaciones y pérdidas millonarias a la comunidad pesquera nacional.
Frente a un patrullaje más decidido de parte de la Argentina, en China no descartan adquirir empresas pesqueras nacionales para continuar con los negocios, esta vez de manera legal, pero, el enfriamiento en las relaciones entre los dos países podría obturar esa posibilidad.
Lo cierto es que las gestiones se evalúan por los hechos y la reciente medida gubernamental de enviar al ARA "Piedrabuena", una nave de 87 metros de eslora, 13.6 metros de manga y una autonomía de 13.890 kilómetros, es todo un símbolo y una advertencia acerca de la caída de la tolerancia de actividades que, en el siglo XIX, habrían sido descriptas como de piratería.
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