El Ministerio de Defensa, que conduce Jorge Taiana, informó que alcanzó un principio de acuerdo con Noruega para adquirir cuatro aviones P3 Orion que servirán en la Armada para reforzar la exploración marítima de largo alcance y patrullarán una superficie que abarca cerca de 14 millones de kilómetros cuadrados del mar nacional.

Un mar argentino que se ve constantemente violado por la amenaza de los buques pesqueros de China que el gobierno de Beijing de Xi Jinping no condena sino que, por el contrario, alienta.

En ese contexto, en el cual hay sobradas pruebas reveladas a través de imágenes satelitales que enseñan enormes “ciudades flotantes” de buques asiáticos en el mar argentino, las aeronaves que serán incorporadas serán de intensa utilidad para custodiar las riquezas de la plataforma marítima.

El costo de la operación no fue difundido, pero las aeronaves involucradas, P3 Orion, tienen un valor apróximado de 36 millones de dólares por unidad.

El P3 Orion es un avión de transporte de peso medio, con alas grandes, rectas y extendidas para un mejor rendimiento en vuelos a baja altitud y velocidad; puede operar en pistas de aterrizaje militares, aeropuertos civiles y pistas de segundo nivel, incluso en carreteras, con un tren de aterrizaje alto y reforzado en forma de triciclo. Tiene 4 turbohélices insertadas en las alas, cada hélice tiene 4 palas grandes muy eficientes a baja altitud y velocidad, las palas pueden rotar sobre su propio eje para mejorar su rendimiento a gran altitud y velocidad. Las toberas de expulsión de gases de escape sobre las alas les dan una velocidad comparable a los cazas turbopropulsados, o incluso a reactores subsónicos de ataque a tierra.

La mayoría de los aviones de vigilancia naval similares han adoptado este modelo. El P-3 compite con el Hawker Siddenly Nimrod británico y el Breguet Atlantique francés.

La amenaza de los buques perqueros chinos

Al tiempo que el Presidente Alberto Fernández alcanzaba importantes acuerdos financieros y políticos con la República Popular China ,la revista The Economist señalaba, en una reciente investigación, que un millar de barcos pesqueros chinos, está provocando un enorme daño a las economías de los países latinoamericanos con costas en los océanos Atlántico y Pacífico.

Si bien, los países con plataforma marítima en el Pacífico, Ecuador y Perú, están defendiendo sus recursos pesqueros, en el Atlántico la situación no es la misma. Argentina y Uruguay no están imitando a los países andinos.

La flota pesquera china tiene la peor reputación global de pesca ilegal, no declarada y no reglamentada. Cerca de un tercio de los 3.000 buques operan en Sudamérica todo el año. Persiguiendo al calamar migratorio, pasan 6 meses del año saqueando las aguas del Atlántico, frente a la Argentina y otros 6 haciendo capturas en el Pacífico, cerca de Ecuador y Perú, atravesando el estrecho de Magallanes”, afirma el semanario londinense.

En Argentina, la preocupación no es sólo económica, sino, también, ambiental.

El Mar Argentino da hogar a miles de especies marinas, muchas de las cuales se presumen endémicas de la región. Por consiguiente, la pesca sistemática no controlada puede generar un daño irreparable en la biodiversidad al acelerar la extinción de ciertas especies animales y vegetales.

El caso más urgente  es del calamar dientuso, invertebrados que son muy codiciados por los comerciantes chinos y su captura en aguas argentinas representa la mitad del total de esta especie ictícola comercializada en el mundo.

La controversia diplomática con China nunca fue solucionada durante las administraciones de los gobiernos kirchneristas ni por la de Mauricio Macri.

La legislación internacional indica que se debe respetar las zonas económicas exclusivas que fue convenida en la milla 200. Hasta las 200 millas de la costa nacional sólo pueden pescar los buques con bandera argentina, más allá de la milla 200, se considera aguas internacionales de libre pesca.

Pues bien, las “ciudades flotantes” de buques asiáticos se posicionan casi sobre la milla 200 y, en reiteradas ocasiones la traspasan, y depredan la riqueza ictícola a pesar de las denuncias acumuladas desde hace años por razón de la pesca ilegal.

La captura del calamar illex es a los buques pesqueros lo que el litio a las baterías de los productos tecnológicos. El oro está allí. Un oro marrón, que es la sustancia que derraman la tinta de los calamares, a babor y estribor de los barcos poteros que se dedican a esta extracción. En una buena noche de pesca, las capturas pueden ser de hasta 50 toneladas.

Según datos de la ONG Oceana, el 70% del tiempo de pesca en la zona pertenece a buques chinos. El resto se divide entre Corea del Sur, Taiwán y buques de pesca arrastrera de España o Portugal. Argentina apenas cubre entre el 1 y el 3% de las horas de pesca.

Recientes investigaciones periodísticas difundidas por el canal de noticias TN señalaron, además, que en los últimos 10 años empresas chinas fueron ingresando al país a través de la compra de pesqueras locales.

Por lo cual, los mismos que, en ocasiones reiteradas son piratas pesqueros, se reconvierten en empresarios legales, al operar con barcos donde flamea el pabellón nacional.