Los jueces del Tribunal Oral Federal número seis, que tiene a cargo el juicio por el intento de magnicidio contra Cristina Kirchner, rechazaron la recusación que planteó el abogado de uno de los imputados, Gabriel Carrizo, jefe de los vendedores de algodón de azúcar conocidos como “los copitos”.

Se trata de los jueces Sabrina Namer y Adrián Grünberg, a quienes el abogado de Carrizo, Gastón Marano, recusó calificándolos indirectamente de “kirchneristas”.

Marano invocó en ambos casos el “temor de parcialidad” que le generaba a Carrizo la supuesta afinidad de ambos jueces con Cristina Kirchner, querellante en la causa por el atentado contra su vida.

Marano reprochó a ambos jueces su supuesta pertenencia a la  asociación civil Justicia Legítima, a la que vinculó con el kirchnerismo.

Grünberg respondió que renunció a Justicia Legítima  en enero de 2019  y le recordó a la defensa de Carrizo que  esa asociación tiene “como propósitos principales promover un sistema de justicia más plural e independiente, tanto de los otros poderes del Estado como de los poderes fácticos, así como fomentar la transparencia en los procesos y las decisiones de los jueces”.

Namer, por su parte, respondió que nunca integró Justicia Legítima pero sí otras organizaciones del Poder Judicial insospechadas de kirchneristas como la Asociación de Magistrados y Funcionarios de la Justicia de la Nación (AMFJN), la Asociación de Jueces Federales (AJUFE), la Asociación de Jueces de Tribunales Orales Federales (JUTOF) y la Asociación de Mujeres Juezas de Argentina (AMJA).

Soy una jueza legítima, pero nunca integré la agrupación Justicia Legítima. Empero, si lo hubiera hecho, como tantos colegas a los que respeto, no advierto la valoración de esa circunstancia como una carga negativa en sí misma”, afirmó.

“Juzgar la actuación o la objetividad de un funcionario, por la mera pertenencia a una u otra agrupación con la que no se compartan las premisas -si ello no se ve reflejado en la solución carente de objetividad de algún caso concreto-, no haría más que dar cuenta de una intolerancia a las ideas de los demás, o hacia los demás por sus ideas”, subrayó.

Marano también cuestionó al juez  Grünberg por su presunta afinidad con el ex juez de la Corte Suprema Raúl Zaffaroni.

“Somos muchas las personas que valoramos al doctor Zaffaroni. (…) Ello, obviamente, no significa necesariamente identidades de pensamientos o de ideologías políticas por parte de todos sus ‘admiradores’.  Y menos aún que, si las hubiera, ello pudiera torcer la rectitud en el desempeño imparcial de un juez en un caso determinado”, replicó.

Namer, por su parte, fue objetada por el apartamiento de la causa por el Memorando de Entendimiento con Irán -en la que Cristina Kirchner es imputada- porque anteriormente había sido fiscal en la investigación por el atentado contra la AMIA.

Quien dio el pie para el inicio de ese trámite de recusación fui yo misma, al pedirle a las partes - pudiendo no haberlo hecho si respondía a algún interés ajeno al de la administración de justicia-, que se expidan sobre la atípica situación de mi intervención como jueza del encubrimiento de los hechos que se investigaban en la causa en la que fui fiscal”, contestó la jueza.

Marano basó su recusación, además, en que Namer trabajó en la Oficina Anticorrupción durante la presidencia de Néstor Kirchner.

La jueza le respondió que “si bien la OA tiene una dependencia orgánica del Poder Ejecutivo, está en la órbita del Ministerio de Justicia de la Nación, entonces a cargo de Gustavo Béliz; asimismo en esa época estaba a cargo de la Secretaría de Justicia el ex Fiscal Pablo Lanusse (hoy abogado de Mauricio Macri, ndr) y como titular de la Oficina el actual Juez de Casación Daniel Morin”.

“No veo ni alcanzo a entender la relación entre esa función y la posible falta de objetividad que se teme”, concluyó.