Uno de los intereses de investigación que tiene lugar en el CIS-CONICET/IDES se enfoca en el estudio de las migraciones.

Dentro de ese gran paraguas, parte de mi trabajo de los últimos años tuvo que ver con la migración venezolana hacia la Argentina, pues conforma un fenómeno nuevo y vertiginoso que denota una diáspora en construcción.

Según datos de la Dirección Nacional de Migraciones hubo 70.531 pedidos de radicaciones resueltos durante 2018, casi 12 veces más que en 2015 cuando llegaron a 5.798. También se superaron ampliamente los 1.010 pedidos de 2011.

En una investigación compartida con universidades de Portugal y Argentina se trabajó a partir del análisis del marco normativo migratorio y del discurso mediático en cada uno de estos países.

El proyecto comparó el discurso sobre la migración venezolana entre 2015 y 2019 en dos de los periódicos más afamados de estos países (La Nación de Argentina y Público de Portugal) y concluyó que se la representó de una forma beneficiosa que resaltó su alta cualificación profesional, su capacidad laboral y su resiliencia frente a la adversidad.

En líneas generales, en ambos medios se consideró a los y las venezolanos/as desde una perspectiva diferente respecto de los otros colectivos de migrantes al destacarse su carácter de excepcionalidad fundamentado sobre la crisis humanitaria (económica, social y política) que atraviesa el país caribeño.

También se hallaron particularidades. En Portugal la población venezolana no fue referenciada como migrante sino como parte de la ciudadanía luso-descendiente que retornó al país en plena posesión de derechos, aunque luego en la práctica esto no se condijo con una integración totalmente exitosa.

En la Argentina, se ha destacado la alta cualificación que los y las venezolanos/as poseen porque la mayoría cuenta con título universitario. También se enfatizó su ímpetu para el trabajo.

En una cadena de significación que remite a la migración europea de ultramar de los siglos XVIII y XIX, la migración venezolana fue caracterizada como aquella que brinda aportes al país.

Asimismo, esta identificación mediática posiciona a esta población caribeña contrapuesta a otras migraciones de la región que usualmente se representan desde la criminalidad y el usufructo de servicios públicos.

Por último, en ambos países los medios no han considerado de una forma global las problemáticas concretas que forman parte de la mayoría de los procesos migratorios y los programas de inclusión/integración como el acceso a la vivienda, a la salud y a la educación, así como la explotación laboral y la discriminación étnica.

(*) - Cecilia Melella es investigadora asistente del CONICET.