En franca contraposición a los tiempos en que Martín Guzmán habitaba el Palacio de Hacienda, la gestión de Sergio Massa estará signada, entre otros aspectos, por una articulación total de la agenda económica con la Cámara de Diputados. En el marco de esta nueva impronta, la figura de la flamante presidenta del cuerpo, Cecilia Moreau, adquiere una dimensión clave, ya que será el puente por el que pasarán de un lado, las propuestas legislativas para que sean consultadas con el Poder Ejecutivo, y también será el canal a través del cual bajarán los proyectos de Economía para ser debatidos en la Cámara baja. 

Como si fuera una "interventora" de su jefe político en la Cámara de Diputados, velará para conseguir los acuerdos parlamentarios necesarios de modo que el "superministerio" tenga los instrumentos que precisa para desplegar el plan económico. Con Moreau, Massa se asegura una mediadora eficaz para coordinar el trabajo legislativo con la hoja de ruta del Gobierno.

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Esta pretensión de fluidez y coordinación total de agendas contrasta con la falta de diálogo y disociación que era de costumbre cuando Guzmán era el inquilino del Palacio de Hacienda, situación que se daba hasta hace tan sólo un mes atrás, pese a todo el agua que corrió debajo del puente hasta el día de hoy, cuando Massa desembarca en la silla más caliente de la actualidad política. Con Guzmán, Economía enviaba proyectos sin consensuarlos previamente con el bloque oficialista, como ocurrió sin ir más lejos con el proyecto de gravamen a la renta inesperada.

Lo mismo ocurrió antes con el proyecto de acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. En aquella ocasión, los líderes parlamentarios del Frente de Todos le habían advertido a Guzmán que la iniciativa no tenía chances de prosperar en la versión original, anticipándose a la reacción que tendría Juntos por el Cambio. Efectivamente, la letra del proyecto tuvo que ser desmalezada por completo, dejando en pie únicamente la autorización para el refinanciamiento, y sacando todo lo referido al plan económico acordado con el FMI. Guzmán se tomó la cabeza pero a fin de cuentas tuvo que resignarse e ir a tocar la puerta del organismo internacional con un proyecto diferente del que había informado previamente, a fin de cerrar definitivamente el acuerdo.

También durante la gestión de Guzmán, desde el kirchnerismo y sectores afines del ala izquierda del Frente de Todos se sublevaban presentando proyectos que no tenían ni por asomo la venia de Hacienda. Pasó con el proyecto de Salario Básico Universal pero también con el proyecto para crear un Fondo de Cancelación de la Deuda Externa con el FMI en base a la repatriación de fondos fugados y no declarados en el exterior.

Según comentó Moreau, minutos antes de salir hacia la Casa Rosada para asistir a la jura de Massa como ministro de Economía, Producción y Agricultura, su primera tarea será sentarse a conversar con los líderes de los bloques opositores, con quienes dijo tener "buena onda". 

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"No creo que haya complicaciones nuevas. En ningún momento fuimos mayoría, para todo se requiere buscar consensos", reconoció sobre la complejidad de la tarea en la que se embarcará.

Apenas pueda, se juntará con Massa y el equipo económico para delinear la agenda parlamentaria para esta segunda mitad del año. De todos modos, mencionó una serie de proyectos que están pendientes de aprobación en Diputados como la nueva moratoria previsional, la ley de fomento agrobioindustrial, la ampliación de licencias maternales y paternales (Ley Cuidar en Igualdad), ley de Envases y de Obstetricia. Sumó a esta lista, sorpresivamente, una ley para regular la eutanasia.

"La idea es seguir con la dinámica de Sergio", resaltó la diputada nacional, y recordó la centralidad que tenía Massa en el Congreso: "Fue quien construyó el último Presupuesto (luego rechazado) y el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional".