Al menos 576.000 personas de la Franja de Gaza -una cuarta parte de la población- están a un paso de la hambruna, dijo el martes ante el Consejo de Seguridad un alto funcionario de ayuda de las Naciones Unidas (ONU), que advirtió de que si no se toman medidas sería casi inevitable la inanición generalizada.

"Muy poco se puede hacer mientras continúen las hostilidades y mientras exista el riesgo de que se extiendan a las zonas superpobladas del sur de Gaza. Por tanto, reiteramos nuestro 
llamamiento a un alto el fuego", dijo Ramesh Rajasingham, director de coordinación de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU.

En el norte de Gaza, uno de cada seis niños menores de dos años sufre desnutrición aguda y emaciación, y prácticamente todos los 2,3 millones de habitantes del enclave palestino dependen de una ayuda alimentaria "lamentablemente insuficiente" para sobrevivir, dijo al Consejo de Seguridad de 15 miembros.

Rajasingham contó que la ONU y los grupos de ayuda se enfrentan a "obstáculos abrumadores sólo para hacer llegar un mínimo de suministros a Gaza".

Los obstáculos incluyen el cierre de pasos fronterizos, restricciones a la circulación y la comunicación, onerosos procedimientos de investigación, disturbios, carreteras dañadas y 
artefactos explosivos sin detonar, dijo.

Estados Unidos instó a su aliado Israel a mantener abiertos los cruces fronterizos para las entregas de ayuda humanitaria a Gaza y a facilitar la apertura de más cruces, dijo al Consejo de 
Seguridad el embajador adjunto de Estados Unidos ante la ONU, Robert Wood.

"Sencillamente, Israel debe hacer más", dijo. "Seguimos pidiendo a Israel que mejore los procedimientos para garantizar que la ayuda pueda circular de forma segura y protegida".

El Programa Mundial de Alimentos "está preparado para ampliar y escalar rápidamente nuestras operaciones si hay un acuerdo de alto el fuego", dijo al Consejo de Seguridad el director ejecutivo adjunto del PMA, Carl Skau.

"Pero mientras tanto, el riesgo de hambruna se está viendo agravado por la incapacidad de hacer llegar a Gaza suministros alimentarios críticos en cantidades suficientes, y por las 
condiciones operativas casi imposibles a las que se enfrenta nuestro personal sobre el terreno", dijo Skau.

La guerra en Gaza comenzó cuando combatientes de Hamás atacaron Israel el 7 de octubre, matando a unas 1.200 personas y secuestrando a 253 rehenes, según los recuentos israelíes.

La campaña aérea y terrestre de Israel en Gaza ha matado desde entonces a unos 30.000 palestinos, según las autoridades sanitarias del enclave gobernado por Hamás.

La campaña de Israel en Gaza "es un castigo colectivo para el pueblo civil palestino", dijo ante el Consejo de Seguridad el embajador de Argelia ante la ONU, Amar Bendjama. "Nuestro silencio concede licencia para matar y hacer pasar hambre a la población palestina".