Para qué trabajar, ¡que trabajen las máquinas!
La nueva inteligencia artificial (IA), drásticamente desde mayo, enfrenta al hombre a un cambio paradigmático en la naturaleza del trabajo y la interacción humana.
¿En qué trabajaremos cuando las máquinas hagan nuestro trabajo actual?, es la pregunta desafiante del momento en el ámbito académico.
Más importante aún, ¿cómo encontraremos propósito y significado en un mundo donde el trabajo tradicional ya no define nuestra identidad?
En definitiva, cuando las máquinas trabajen, ¿qué haremos los humanos?
Desde mayo de 2024, un cambio paradigmático en la naturaleza del trabajo y la interacción humana reduce a cada vez más actividades a intercambios con sistemas automatizados, ya sea a través de chats escritos o conversaciones con lenguaje natural.
Este escenario al que lleva la nueva inteligencia artificial (IA) deja picando el interrogante sobre ¿en qué trabajaremos cuando las máquinas hagan nuestro trabajo actual?
Más importante aún, ¿cómo encontrar propósito y significado en un mundo donde el trabajo tradicional ya no define la identidad?, plantea Sergio Candelo, co-founder de Snoop Consulting,
Los avances tecnológicos cambiaron las pautas de fabricación, de relación, de “todo aquello a lo que estábamos acostumbrados tras la tercera revolución industrial”, indica a Efe el director de la consultora IDC en España, José Antonio Lorenzo.
Y que forzarán una “reconversión del empleo”: en 10 años, el 65 % de los empleados trabajarán en profesiones que no existen hoy.
Y las máquinas ocuparán posiciones desempeñadas actualmente por humanos, “trabajarán por nosotros” en esos campos, lo que no significa en todos.
El director del Instituto de Investigación de Inteligencia Artificial del CSIC, Ramón López de Mantarás, reconoce que las máquinas han superado al humano en tareas específicas, en áreas donde se puede “delimitar mucho el problema” y hay reglas claras.
Los robots industriales suelen dedicarse a una única tarea y en el caso de que puedan realizar más su reprogramación es costosa y lenta, aclara el profesor del departamento de Automática, Ingeniería Eléctrica y Electrónica e Informática Industrial de la Universidad Politécnica de Madrid, Antonio Barrientos.
Comida a domicilio
El co-founder de Snoop Consulting apela al caso de las aplicaciones de entrega de comida a domicilio, en las que el único contacto humano es con el repartidor. Ignora toda la cadena de producción y distribución detrás.
¿Qué sucederá cuando incluso este último eslabón sea reemplazado por drones o vehículos autónomos?, se pregunta.
Imagina un futuro en el que se ordena comida a través de una interfaz de voz, un dron la entrega en la puerta, y nunca interactúa con un ser humano en todo el proceso.
No solo reparten paquetes, conducen coches, exploran Marte, cuidan a personas o nos ganan jugando a videojuegos. También pintan cuadros o escriben artículos periodísticos. E incluso contratan y despiden personal.
Esta tendencia hacia la automatización total lleva a cuestionar el valor de la interacción humana en los servicios y su impacto en la sensación de conexión social y comunidad.
Para muchos, el trabajo actual consiste en interactuar con una computadora: crear documentos, presentaciones, hojas de cálculo y, principalmente, responder correos electrónicos y mensajes.
En un futuro cercano, estas tareas se simplificarán aún más mediante interfaces de voz.
Es cierto que los robots son más fuertes, más precisos, no se cansan, no se equivocan, no se enferman, no cobran un sueldo... y ahora tienen inteligencia artificial. Nos superan en muchas cosas... pero no en todas.
Los conocimos a través de los comics, los libros, el cine y las series de televisión. Robby the Robot, HAL 9000, R2-D2, Data, el anárquico Bender...
Los robots llevan entre nosotros toda la vida. Pero formaban parte de la fantasía y la ciencia-ficción. Ahora son reales.
Una máquina dotada de inteligencia artificial, parece una combinación invencible.
Pero aún existen tareas en las que un ser humano sigue siendo superior a una máquina. Al menos de momento...
La primera vez que nos dimos cuenta de que la máquina podía superar al ser humano, también en el ámbito intelectual, fue en 1997, cuando el ordenador de IBM Deep Blue venció al campeón del mundo de ajedrez, Gary Kasparov, en un campeonato de ajedrez. Aquello cambió por completo nuestra percepción de la evolución de las máquinas.
El tiempo ocioso
Por ejemplo, un analista de datos que actualmente pasa horas manipulando planillas Excel podría pronto realizar la misma tarea en minutos, simplemente diciéndole a la IA: "Analiza los datos de ventas del último trimestre, identifica las tendencias principales y crea una presentación visual de los resultados".
Entonces, ¿qué haremos con el tiempo liberado? ¿Nos dedicaremos a tareas más creativas o estratégicas, o simplemente tendremos menos horas de trabajo?
Antes de responder estas preguntas, debe cuestionarse qué se considera "trabajo" y cómo estos conforman nuestra identidad.
Tradicionalmente, nuestro trabajo ha sido una parte fundamental de nuestra personalidad. Nos presentamos diciendo "Soy abogado" o "Soy contador".
Si las máquinas asumen muchos de estos roles, ¿cómo nos definiremos?
Este cambio nos obliga a reconsiderar el concepto de trabajo y su papel en nuestra realización personal.
Muchas ocupaciones actuales, especialmente las repetitivas o rutinarias ya son realizadas por máquinas con mayor eficiencia, un ejemplo claro son los roles de cajeros de supermercados, servicios de atención al cliente, entre otros.
Entonces ¿cómo nos definiremos a futuro? ¿por nuestras pasiones en lugar de nuestras profesiones?
Vida en comunidad y actividades con propósito
Biológicamente seguimos siendo los mismos seres humanos de hace 200,000 años, adaptados para vivir en comunidad y realizar actividades con propósito.
Nuestra psicología está profundamente arraigada en la idea de "ganarse la vida".
Durante milenios, hemos asociado el trabajo con la supervivencia y el estatus social.
¿Cómo nos adaptaremos a un mundo donde gran parte del trabajo necesario para la sociedad es realizado por máquinas?, pregunta Candelo.
¿Encontraremos nuevas formas de sentirnos útiles y valorados?
Y, en consecuencia, si las máquinas realizan la mayoría del trabajo productivo, ¿cómo se distribuirá la riqueza generada?
¿Un robot que reemplace a los políticos?
Aunque cada vez más profesiones son ocupadas por robots, parece que aún tendrán que pasar algunas décadas, incluso siglos, para aparezca un robot político.
La política es un arte muy difícil de interpretar por una máquina. Conceptos como criticar al Gobierno aunque lo haya hecho bien, llevar la contraria a un rival aunque se esté de acuerdo con él, hacer pactos en contra de los propios compañeros de partido para ocupar un cargo, o hacer todo lo contrario de lo que se había prometido a tus votantes, son muy dificiles de entender por una máquina.