Miles de brasileños salieron este sábado a las calles de las principales ciudades del país para exigir la renuncia del presidente Jair Bolsonaro y rechazar a su gobierno de ultraderecha, por los altos índices de desempleo y la negación con la que actuó en torno a la pandemia del coronavirus.

En un contexto con aumento inflacionario, la convocatoria partió de sectores de izquierda, pero por primera vez fue apoyada por partidos de centro.

Las protestas fueron masivas en Río de Janeiro, Salvador, Sao Paulo y Brasilia, además de un centenar de ciudades, y fueron convocadas por la "Campaña Nacional Fuera Bolsonaro” respaldada por una decena de partidos de izquierda, centrales sindicales y el grupo Direitos Já!, que reúne a líderes de 19 bancadas.

Algunos dirigentes de derecha se unieron contra los reclamos por la crisis económica, aunque no necesariamente respaldan el pedido de impeachment.

Según el sitio DW, las banderas rojas fueron mayoritarias en las marchas, pero por primera vez se unieron formaciones de centro, como el Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), del expresidente Fernando Henrique Cardoso, y del Partido Democrático Laborista (PDT), del exministro Ciro Gomes, que fue el tercer candidato más votado en las presidenciales de 2018.

También hubo protestas en ciudades del exterior, como por ejemplo Berlín, en Alemania.

La gran mayoría de los manifestantes no disimularon su preferencia por el ex presidente Luiz Inácio "Lula" Da Silva, quien lidera en forma cómoda todas las encuestas de intención de voto para los comicios programados para octubre de 2022: Lula tiene el apoyo del 44 por ciento de los votos, el doble que el de Bolsonaro.

El dirigente Ciro Gomes, que participó en las manifestaciones de Río de Janeiro y piensa volver a competir por la preside3ncia, llamó a "exigir el juicio político destituyente y la prisión del criminal que nos gobierna es imperativo para que podamos volver a discutir lo que importa: empleo, desarrollo y reducción de las desigualdades".

Además de la difícil situación económica y al errática política con respecto a la pandemia, a Bolsonaro también le adjudican una política antiambiental que ya despertó resquemores en la comunidad internacional.