El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, incrementó su prédica armamentista y advirtió que todo el mundo tendría que comprar un fusil para no ser "esclavizado".

"El pueblo armado jamás será esclavizado", expresó el mandatario ante un grupo de simpatizantes a la salida del residencial Palacio da Alvorada, en Brasilia.

De esa manera, Bolsonaro subió un escalón más en su apuesta por armar a la población como una manera de combatir la creciente inseguridad en Brasil, tanto en el campo como en las ciudades, sobre todo con la preponderancia de asaltos seguidos de muerte.

"Todo el mundo tiene que comprar un fusil, ¡caramba! El pueblo armado jamás será esclavizado. Yo sé que cuesta caro. Un idiota dice: 'Ah, lo que hay que comprar es fríjol'; si no quiere, no compre el fusil, pero no venga a perturbar a quien quiere comprarlo", declaró el líder derechista.

Con el modelo estadounidense como norte, Bolsonaro impulsó algunas leyes para impulsar la fabricación y exportación de armas, apuntando a cumplir también con sus promesas de campaña.

En julio, el Gobierno federal eliminó el impuesto de 150% que tenían que pagar los exportadores brasileños que venden armas de fuego a países de Centro y Sudamérica.

Otra medida que buscaba eliminar los tributos para la importación de revólveres y pistolas fue suspendido por la Corte Suprema a mediados de abril de este año, junto con otros decretos dictados por Bolsonaro que facilitaban la de compra y uso de armas en Brasil.

El número de armas de fuego nuevas registradas en Brasil prácticamente se duplicó en 2020, al pasar de 94.416 en 2019 a 186.071 el año pasado, según datos del Forum Brasileño de Seguridad Pública que reproduce El Periódico de Galicia, con un aumento del 97,1 por ciento.

En total, el año pasado había más de 2 millones de armas de fuego particulares activas en Brasil.

La nómina incluye las categorías de cazadores, coleccionistas, tiradores deportivos y las particulares de policías y demás profesionales de seguridad pública y militares del Ejército.