Las tropas israelíes libraban el miércoles encarnizados combates con Hamás en el sur de Gaza, tras alcanzar el corazón de la ciudad de Jan Yunis, obligando a los civiles palestinos a buscar refugio en otros lugares cuando hay pocas zonas seguras.

Los aviones de combate israelíes bombardearon objetivos en todo el territorio costero densamente poblado, en una de las fases más intensas de los combates en los dos meses transcurridos desde que Israel inició su campaña militar para eliminar al grupo militante palestino.

Los médicos palestinos indicaron que los hospitales estaban desbordados de muertos y heridos, muchos de ellos mujeres y niños, y que se estaban agotando los suministros. Cientos de miles de desplazados del norte buscaban refugio en los cada vez más escasos lugares del sur calificados como zonas seguras por Israel.

En Ginebra, el jefe de derechos humanos de Naciones Unidas alertó que la situación era "apocalíptica" y que existía el riesgo de que ambas partes cometieran graves violaciones de los derechos humanos. La ONU dijo que era imposible entregar ayuda a través del paso fronterizo de Rafah desde Egipto.

Tras hacerse con el control del norte de Gaza, las tropas y tanques israelíes avanzaron hacia el sur y rodearon Jan Yunis tras el fracaso de una tregua de siete días la semana pasada.

Israel declaró que sus fuerzas habían atacado cientos de objetivos, incluida una célula militante cerca de una escuela en el norte. El brazo armado de Hamás, las Brigadas Al Qassam, afirmó que los combates habían sido encarnizados.

Los residentes dijeron que los bombardeos israelíes se intensificaron durante la noche, matando e hiriendo a civiles, y que los tanques estaban luchando contra militantes palestinos al norte y al este de Jan Yunis.

Algunos palestinos describieron huidas afortunadas de sus casas, destruidas en un ataque aéreo nocturno en el barrio de al-Amal de Jan Yunis.

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"Juro que ni siquiera sabemos cómo hemos podido salir con vida", dijo Hamdi Tanira, describiendo el ataque contra una casa en la que, dijo, dormían él y otras 30 personas, entre ellas 20 niños.

"Estábamos durmiendo tranquilamente, sin molestar a nadie", dijo otro superviviente, Amal Mehdi. "De repente, nos alcanzó el bombardeo, no se sabía de dónde venía, fue un milagro que nos sacaran de debajo de los escombros".

En el norte de Gaza, tanques, barcos navales y aviones de guerra bombardearon zonas del campo de refugiados de Jabaliya, así como carreteras y viviendas, informaron residentes y medios de comunicación de Hamás.

Los tanques estaban estacionados en los límites del campo de refugiados de Jan Yunis, no lejos de la casa del líder de Hamás en Gaza, Yehya Al-Sinwar, dijeron. No estaba claro si había alguien allí.

El Instituto para el Estudio de la Guerra, en Washington, afirmó que los combatientes de Hamás estaban utilizando artefactos explosivos improvisados y minas antipersona, en un cambio de táctica.

Preocupación internacional

Israel desencadenó su campaña militar en respuesta a un ataque perpetrado el 7 de octubre por combatientes de Hamás que arrasaron ciudades israelíes, matando a 1.200 personas y secuestrando a 240 rehenes, según el recuento de Israel.

La oficina de prensa de Hamás señaló el martes que al menos 16.248 personas, entre ellas 7.112 niños y 4.885 mujeres, habían muerto en Gaza desde entonces. Las cifras no fueron verificadas inmediatamente por el Ministerio de Sanidad de Gaza.

Israel informó de que 84 de sus soldados habían muerto desde que comenzó la operación terrestre hace cinco semanas.

El puñado de hospitales que permanecen abiertos en Gaza apenas funcionan. El jefe de derechos humanos de la ONU, Volker Turk, sostuvo a periodistas que sus colegas habían descrito la situación en el enclave como apocalíptica.

"En estas circunstancias, existe un mayor riesgo de que se cometan crímenes atroces", expresó.

Las Naciones Unidas definen los "crímenes atroces" como crímenes de genocidio, contra la humanidad y de guerra, tal y como se definen en los tratados internacionales.

El coronel Moshe Tetro, oficial israelí de asuntos humanitarios, aseguró que el ejército ha estado avisando con antelación a los civiles para que evacúen las zonas de Jan Yunis en las que tiene previsto operar, mediante mensajes telefónicos, declaraciones en Internet y panfletos.

El ejército israelí indicó que Hamás estaba usando a civiles como escudos humanos e impidiendo que se trasladen a lugares seguros, acusación que el grupo militante negó.

Los gazatíes afirman que no hay ningún lugar seguro, ya que las ciudades y refugios que quedan están desbordados e Israel bombardea las zonas a las que dice a la gente que vaya.

Los desplazados que se refugian cerca de la frontera dicen que temen que Israel intente obligarles a ir a Egipto, pero que no irán.

"Este es el último destino, si quieren deportarnos por la fuerza, no nos iremos. Preferimos morir en nuestro lugar", graficó un hombre que, con sus compañeros, dormía a la intemperie. Ni siquiera tenían tiendas de campaña.

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Israel afirma que algunas mujeres y niños rehenes siguen en manos de Hamás y que su objetivo es encontrarlos y liberarlos. Durante la pausa en los combates, Hamás devolvió a más de 100 rehenes, pero aún quedan 138 cautivos.

Estados Unidos, el aliado más cercano de Israel, ha instado a este país a hacer más para permitir la entrada de combustible y otras ayudas en Gaza y reducir los daños a la población civil.

Turk, de la ONU, dijo que la única forma de poner fin al conflicto era acabar con la ocupación israelí de los territorios palestinos y optar por una solución de dos Estados, con Israel y una Palestina independiente.

(Reporte de las redacciones de Reuters; escrito por Cynthia Osterman y Stephen Coates; editado en español por Benjamín Mejías Valencia y Javier López de Lérida)