El papa Francisco explicó que viajó a Irak tras pensarlo mucho y conociendo los riesgos, y aseguró que, a pesar de haber dudado, sintió la necesidad seguir adelante.

La travesía era arriesgada por razones de seguridad y por la pandemia de Covid-19 a la que está haciendo frente el mundo.

Francisco no respondía a las preguntas de los periodistas desde hacía más de un año, cuando realizó su último viaje antes de la pandemia.

Pero este lunes 8 de marzo, de vuelta a Roma, la tradicional rueda de prensa se retomó: durante una hora, el pontífice explicó detalles de su histórico viaje a Irak.

Además de apoyar a la minoría cristiana en el país árabe, el objetivo de la peligrosa travesía era tender puentes con el islam, algo que suele generar incomodidades en el seno de la Iglesia católica.

Eso, junto a los riesgos por la pandemia mundial de Covid-19 y por razones de seguridad, le han costado muchas críticas desde el Vaticano, apunta el sitio France24.com

"Tantas veces se debe arriesgar para dar este paso. Hay algunas críticas de que el papa no es valiente, que es un inconsciente, que está dando pasos contra la doctrina católica, que está a un paso de la herejía, Son riesgos, pero estas decisiones se toman siempre en oración, en diálogo, pidiendo consejo. No son un capricho", dijo Francisco en la tradicional rueda de prensa en el avión después de los viajes, argumentando su decisión.

Existía una gran preocupación respecto a que la visita del papa –en la que a menudo hubo multitudes sin tapabocas en iglesias abarrotadas, cantando y vitoreando a la eminencia religiosa– pudiera dar lugar a la propagación de contagios en un país con un sistema sanitario muy frágil y que está registrando un aumento sostenido de casos, sigue el sitio francés.

El encuentro más importante del papa durante su estancia en Irak fue con el gran ayatolá Ali Al-Sistani, una importante figura de la rama chiita del islam. 

Durante su encuentro, las dos figuras religiosas debatieron temas de cooperación interreligiosa y Al-Sistani defendió a la minoría cristiana del país, diciendo que debía “vivir en paz”. 

“Es una persona que tiene la sabiduría y la prudencia. Él me decía que desde hace 10 años no recibe a gente que va a visitarlo con otros motivos políticos o culturales, solo religiosos. Fue muy respetuoso en el encuentro. Yo me sentí honrado. Él, en el saludo, nunca se alza. Y se alzó, dos veces, para saludarme. Un hombre humilde y sabio. A mí me hizo bien al alma este encuentro. Es una luz”, dijo durante su comparecencia ante los periodistas.

Francisco confirmó además que tiene previsto viajar a Hungría para el final del Congreso Eucarístico, que se celebrará en septiembre.

Aprovechando el viaje, como Eslovaquia está a tan solo 200 kilómetros, podría también ampliar la visita a ese país.

También sostuvo -durante una conferencia de prensa que brindó durante el viaje de vuelta desde Bagdad a Roma- su promesa de visitar Líbano próximamente.

"Líbano sufre y Líbano es más que un equilibrio. Tiene la debilidad de presentar algunas diferencias y la fortaleza del gran pueblo reconciliado", dijo al respecto de la tierra árabe.

Aunque el pontífice reconoció que la tarea de viajar se estaba volviendo más ardua a sus 84 años, que “no llegan solos”, aseguró que se había sentido como en una “prisión” estando alejado de sus fieles durante 15 meses.

"Yo me siento distinto cuando estoy alejado de la gente y quisiera volver a comenzar las audiencias generales pronto. Esperemos que se den las condiciones, pero yo sigo las indicaciones de las autoridades que son las responsables", destacó Francisco.