La visita del Papa a Irak estrecha los vínculos de la Iglesia con los cristianos perseguidos allí
En diálogo con NA, el presbítero Javier Klajner analizó la visita apostólica calificada de peligrosa del Sumo Pontífice a la tierra donde se considera que nació Abraham, el profeta padre de las tres religiones monoteístas del mundo.
El sacerdote Javier Klajner, párroco de Santa María Magdalena Sofía Barat, del barrio porteño de Villa Pueyrredón, afirmó que el viaje de Francisco a Irak significa un acercamiento con los cristianos perseguidos y su confirmación en la fe.
En diálogo con NA, el presbítero analizó la visita apostólica calificada de peligrosa del Sumo Pontífice a la tierra donde se considera que nació Abraham,
el profeta padre de las tres religiones monoteístas del mundo.
Para el párroco, el viaje, el primero en 15 meses debido a la pandemia por coronavirus, es una continuación de la intención que tuvo Juan Pablo II y que "nunca pudo seguir esta intuición".
"Hay tres aspectos centrales de este viaje del papa Francisco: la primera, seguir la cercanía con los cristianos en un país donde son minoría y hay muchos mártires y confirmarlos en su fe", manifestó Klajner.
Explicó que la llegada de Francisco es la cercanía con las Iglesias de Oriente, que son católicos no romanos, ortodoxos en su mayoría, siguiendo lo expuesto en su trabajo Fratelli Tutti de hermandad universal en un acercamiento de las Iglesias Latina y Oriental.
Y luego mencionó la importancia de la visita en Nayaf, al sur de Bagdad, a la máxima autoridad del islam chiita de Irak, el Gran Ayatolá Sayyid Alí Al- Husaymi Al-Sistani.
"Con la rama del islamismo, el chiita, cuesta el diálogo por lo tanto es importante este encuentro interreligioso con los chiitas que son los que más enfrentados están con Israel", reflexionó.
También señaló que el papa Francisco "demuestra con este viaje que no abandona a las minorías católicas perseguidas".
Irak, un país abrumadoramente musulmán, alberga varias comunidades cristianas antiguas, que ahora suman entre 200.000 y 250.000 personas de los 1,5 millones que vivían en este territorio antes de la invasión estadounidense que derrocó a Saddam Hussein en 2003.
Se calcula que, con motivo de la violencia que se registra en la región, más de un millón han emigrado en una huida a Europa y Estados Unidos.
El Vaticano ha definido esta visita como "un acto de amor" aunque también como "algo extremo", pues se da en medio de una pandemia: los casos de Covid-19 se han triplicado en las últimas semanas.
Al brote de coronavirus se suman nuevos episodios de violencia en la región.
Benedicto XVI señaló sobre la visita: "Creo que es un viaje muy importante. Por desgracia tiene lugar en un momento muy difícil que lo convierte también en un viaje peligroso, por motivos de seguridad y por el Covid-19. Y después está la situación iraquí inestable. Acompañaré a Francisco en la plegaria".
En Bagdad, el Sumo Pontífice pronunció un discurso en la catedral de Nuestra Señora de la Liberación, justamente el lugar donde yihadistas de Al Qaeda llevaron a cabo un secuestro masivo y asesinaron a al menos 53 personas, entre feligreses, sacerdotes y miembros de fuerzas de seguridad.
Se espera que El Vaticano declare mártires a los 48 católicos que murieron a manos del terrorismo yihadista en 2010.