Cómo dejó Afganistán el último corresponsal extranjero
Un tenso viaje desde Kabul hacia el punto fronterizo pasando por la peligrosa ciudad de Jalalabad. Controles talibanes y el Estado Islámico al acecho.
El miedo fue la sensación dominante durante el viaje en auto que el periodista Cyril Payen realizó para salir de Afganistán, transformándose así en el símbolo del último corresponsal extranjero que dejó aquella convulsionada nación de Asia Central.
El canal informativo internacional France 24 informa que su corresponsal fue uno de los pocos periodistas extranjeros todavía estaba presente en Afganistán a principios de septiembre, a pesar de la toma del poder por parte de los talibanes y la salida de las tropas estadounidenses.
El hombre de prensa se quedó allí, cubrió todo lo acontecido en el Aeropuerto Internacional Hamid Karzai desde aquel 15 de agosto y finalmente dejó el país con destino a la capital del vecino Pakistán, Islamabad. Su partida fue calificada de memorable por el canal. Payen filmó un video de su viaje hacia la frontera con Pakistán, un trayecto durante el cual el peligro acecha.
En la ruta, desde Kabul, pasó varios puntos de control impuestos por el nuevo poder Talibán. "Los talibanes son como la policía", remarca al paso. En Jalalabad se encontraba con un punto difícil de cruzar por la presencia -invisible- de Estado Islámico de Khorasán.
"Una vez dispararon a alguien dentro del auto, aquí", recuerda el acompañante del conductor, señalando el punto exacto, en medio de una aldea. Pero ahora la presencia talibán es fuerte allí. "Ellos toman fotos a las personas jóvenes para identificarlas y revisan aleatoriamente a los automóviles", cuenta Payen.
Una vez que llegó a la frontera, el periodista contó: "No fue tan fácil como yo esperaba. Hemos estado atrapados en tierra de nadie por tres horas entre Afganistán y Pakistán", cuenta. Y muestra a un hombre que lleva seis horas esperando en la aduana que le den el pase.
Logrado el objetivo de pasar al país vecino, otro conductor lo condujo con rumbo a Islamabad, recorriendo asentamientos tribales en zona fronteriza. "Después de seis horas hemos experimentado lo que muchos afganos desean lograr. Pasar esa frontera. Es algo para meditar", cierra Payen.