A casi 50 años del estreno de Rocky, Sylvester Stallone hizo un furioso reclamo por los derechos de las seis películas del famoso boxeador, de las que no solo fue el protagonista, sino también su creador. El titular de la franquicia -al igual que de las tres entregas de Creed- es el productor Irwin Winkler, el principal destinatario del enojo del actor.

LEE: Independiente: Moyano insiste con que "no están dadas las condiciones para que haya elecciones"

En su cuenta de Instagram, "Syl" publicó una dibujo en el que se lo ve a Winkler y a su familia caracterizada como vampiros y lo acompañó con un contundente mensaje. "Un muy halagador retrato del gran productor de Rocky y Creed, Irwin Winkler, de parte de uno de los grandes artistas del país", comenzó.

"También, luego de que Irwin controló Rocky por más de 47 años, y ahora Creed, me gustaría obtener de vuelta algo de lo que queda de mis derechos, antes de que se los pase a sus hijos. Creo que sería un gesto justo por parte de un caballero de 93 años", continuó.

Y concluyó: "Esto es un tema muy doloroso que carcome mi alma, porque yo quería dejar algo de Rocky para mis hijos, pero siempre es grandioso escuchar lo que los fans leales tienen para decir... Sigue golpeando".

LEE: Primer póster oficial de Winnie the Pooh: Blood and Honey, la próxima película de terror del personaje de Disney

El 24 de marzo de 1975, luego de ver la pelea entre Muhammad Ali y Chuck Wepner, Stallone escribió la historia con la que alcanzaría la fama a nivel mundial. El camino no fue fácil, ya que a pesar de que en solo tres días logró terminar el guion, le costó encontrar a un equipo que confiara en él para ponerse en la piel de Rocky Balboa.

El lanzamiento de la cinta en 1976 marcó un nuevo rumbo en la carrera del actor, que llegó a estar nominado en los premios Oscar y recibió una estatuilla por la Mejor película. Pero más allá del lugar importante que alcanzó en el ambiente artístico, la titularidad de su obra quedó en manos de otra persona.

"No tengo propiedad de Rocky. Cada palabra, cada sílaba, cada error gramatical fue mi culpa. Fue impactante que nunca llegara a suceder, pero me dijeron: 'Oye, te pagaron, entonces, ¿de qué te quejas?'. Estaba furioso", explicó en una entrevista en 2019. Pero más allá de su enojo con Winkler, continuó trabajando con él.