Considerada una de las mejores actrices de su generación, Julieta Zylberberg da clases en el teatro Met Sura, en el escenario en el que cada miércoles lleva adelante La Fiebre, un espectáculo unipersonal en el que se pone en la piel de Azucena, una mujer que se encuentra el plena rehabilitación en la casa de su tío y que solo interactúa con una tortuga llamada Fiebre.

Durante una hora la actriz hace que los espectadores pasen de la risa al llanto y viceversa por las situaciones absurdas que narra su personaje, las experiencias tristes y traumáticas y los remates con humor, muy bien acompañados por la música, que completan una joya de calle Corrientes, aunque se gestó en el teatro under y tuvo una etapa vía streaming. "Adoro hacer esta obra, la disfruto un montón y cada nuevo formato es un nuevo desafío. El placentero y la sala es muy hermoso, grande, tiene muchas luces, la puesta quedó increíble... se le dio una nueva vuelta", reflexiona en una entrevista con Noticias Argentinas.

Y destaca el trabajo de la autora y directora Mariana Choud: "La obra es de una profundidad total y por supuesta que es re conmovedora, pero a la vez graciosa. Tiene distintos momento que son muy fieles a la vida. Como actriz, es muy exorcisante hacerla, porque entro en un camino muy completo y complejo a lo largo de la obra para hacer a Azucena. Eso es un placer total para cualquier artista".

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-¿Qué pasa cuando termina la función después de todos los sentimientos que ponés en escena?

-Salgo con un montón de energía, con ganas de comer algo (se ríe). Son esas cosas que requieren un montón de energía y del cuerpo, pero a la vez te sacude tanto que salgo lista para seguirla.

-¿Esperabas este salto a calle Corrientes?

-La idea es hacerlo por pocas funciones y teníamos ganas de buscar una sala más grande. Es una linda experiencia. La hicimos desde 2019 en el Teatro Nun y esta novedad nos mantiene muy despiertos y está buenísimo.

-A  lo largo de tu carrera has interpretado todo tipo de personaje, ¿Qué tenés en cuenta a la hora de elegir un trabajo?

-Siempre me convocan para hacer cosas bastante variadas, por suerte. No sé si tiene mucho que ver conmigo, sino que pasó así. Cada proyecto me convoca por distintas razones. La Fiebre, en particular, fue porque soy muy amiga de Mariana y hace años que teníamos ganas de hacer algo juntas. Coincidimos en un momento en el que podíamos hacerla las dos, el texto me pareció sumamente conmovedor y no lo tuve que pensar. Estamos hace un montón haciéndola y siempre muy felices.

-Los últimos años fueron muy difíciles para el rubro, pero vos te mantuviste activa haciendo teatro por streaming, grabaste El Marginal y hasta viajaste a Estados Unidos para grabar la serie Lightyears, de la que también forma parte José Luis Campanella, ¿cómo atravesaste los momentos más duros de la pandemia?

-En 2020 estaba en Separadas (la novela de Polka que terminó a raíz de la pandemia), haciendo teatro y terminó todo abruptamente. Pasé muchos meses completamente parada, pero después por suerte se fue reactivando mi trabajo. Grabé la cuarta temporada de El Marginal, tuve una participación en Días de Gallo y lo de Estados Unidos fue muy loco. Fue bastante tiempo hasta que finalmente se dio, porque venía desde el año anterior y fue increíble y duro a la vez. Me fui con Ezeiza prácticamente cerrado, no podía volver por las cuarentenas y tuve que estar lejos de mi hijo.

-¿Fue difícil tomar la decisión de irte en un contexto con tanta incertidumbre?

-Yo sabía que iba a volver cuando terminara el rodaje, porque cuando yo me fui por suerte estaban empezando a vacunar acá. Incluso mi hijo fue un mes a visitarme con una amiga mía que lo pudo llevar y quedarse con nosotros. Fue un sueño, pero también fue cansador. El ingrediente de la pandemia hizo que todo fuera más intenso.

-¿Tuviste que lidiar con la culpa por dejar a tu hijo?

-No me sentí mala madre, para nada. Pero me generaba angustia estar lejos en una situación un poco compleja. No fue tanto tiempo tampoco y lo pude organizar de una manera bárbara. Por supuesto que Luis tiene un papá súper presente (N. de la R: el actor Esteban Lamothe) y la vida de los actores es así, en el mejor de los casos, cuando tenemos trabajo.

-¿Tuviste que aprender a hablar en inglés para el rodaje?

-Tenía que hablar como una argentina, no tenía que hablar bien ni tenía requerimientos de pronunciación. Tenía mis escenas con Rocío Hernández, que hace de mi hija, y eran en español, pero de todas maneras, como hablo poco, estudié para poder entender los guiones y estar más segura.

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-¿Te dan ganas de seguir trabajando afuera?

-Sí, porque está buenísimo, pero yo vivo acá y no es mi deseo armar mi vida en otro lado. Sí que disfruto viajar con mi trabajo y tener nuevas experiencias.

-Empezaste a trabajar en Magazine For Fai cuando eras una nena, ¿en ese momento tomabas la actuación como un trabajo?

-Empecé a estudiar teatro a los 8 años y siempre tuve mucho claridad en que eso era lo que yo quería hacer la mayor cantidad de tiempo que pudiera. Desde entonces, siempre tomé mi trabajo como algo lúdico, más allá del compromiso que requiere y que vivo de eso. Mis papás no se copaban nada con la tele y eso estuvo bueno porque me hizo reafirmarme en lo que realmente me interesaba, pero lo mío fue muy tranquilo. Hice todo el colegio y empecé a trabajar asiduamente después del secundario.

-Estuviste un buen tramo de tu carrera con premios y reconocimientos pero la popularidad llegó más tarde, ¿en algún momento te abrumó?

-No soy muy popular, solo lo justo y necesario como para que la gente conozca mi trabajo y quiera verlo. La televisión diaria es lo que te da popularidad y yo no hice tanto, entonces no es que se me tiran encima en la calle. Ahora que salió El Marginal 4 un poco más, porque la gente la mira muchísimo. No es algo que me abrume, pero tampoco que disfrute especialmente o que vaya tras ello. No me interrumpe en mi vida cotidiana, para nada.

-Tuviste una participación decisiva en El Marginal 4, ¿vas a estar en la quinta temporada?

-No sigo porque justo cuando se filmó, yo me tenía que ir a Estados Unidos. Me tocó el papel de una villana sufrida, muy a su pesar, porque justamente es una persona muy marginada que hace lo que puede con su psiquis y todo. Por lo pronto, voy a grabar una película con Ariel Rotter y después otra con Martín Piroyansky y espero el estreno de Lightyears.