Claudio Rissi: "Actuar es desaprender lo que la cultura te impone"
Con un largo recorrido en cine, teatro y televisión, el actor acaba de debutar con Los Perros en El Picadero, reflexiona sobre su carrera, la fama y sus deseos a futuro.
Alguna vez, Claudio Rissi se comparó con una jugador de fútbol que, luego de permanecer mucho tiempo en el banco de suplentes, le había llegado entrar a la cancha, en relación a la popularidad que ganó en los últimos años por su protagónico en El Marginal, donde interpreta a Mario Borges, un delincuente tan pesado como querible.
Desde que fue convocado por Sebastián Ortega para la ficción que es un éxito dentro y fuera de la Argentina, el actor cosecha los resultados de un largo recorrido en cine, teatro y televisión, que le había dado prestigio a su nombre dentro de sus pares, pero no tantas repercusiones entre el público. "Yo elegí ser actor y nadie me obligó, entonces trato de elegir lo que me da placer, que es por lo cual elegí este oficio. Trato de hacer las cosas que a mí me gustan y ahora tengo más opciones", reflexiona en diálogo con Noticias Argentinas.
El viernes 4 de marzo estrenó Los perros, una obra de Nelson Valente, en El Picadero junto a María Fiorentino, Melina Petriella y Patricio Aramburu. "A cada función hay que sumarle al público que modifica, porque no es una obra cerrada, es una comedia dramática y la gente forma parte de la música que se hace en el escenario", señala el intérprete.
-¿Qué te sedujo de esta propuesta?
-Me gustó la obra y me gustó mi personaje, dos componentes ineludibles. También tenía muchas ganas de subir al escenario, porque hacía mucho tiempo que no lo hacía. El escenario es mi escuela.
-Desde el momento que decidiste ser actor, ¿te pudiste dedicar de lleno a la profesión o tuviste que ejercer otros trabajos para subsistir?
-A los 10 me di cuenta que quería ser actor y a los 17 empecé a estudiar, así que el hambre me acompañó durante una buena temporada, tuvo mucho éxito en mi vida. Ahora no se nota, pero yo era un alfeñique de 77 kilos... Tuve muchos trabajos, de todo tipo, desde cobrador de un canal de cable, que se iba casa por casa; he ensobrado correspondencia de una encuesta; he hecho encuestas; vendí papelería para una encuesta; fui sereno de una empresa y al principio fui tornero mecánico, hice varias cosas.
-Te la rebuscaste...
-Sí, claro, pero siempre con la cabeza en el teatro. Para mí era más importante ir a actuar que ganarme un churrasco.
-Justamente una vez dijiste que priorizaste los proyectos que te dan satisfacción por sobre el dinero, y son cosas que no siempre se dan.
-Sí, no pasa muchas veces. Ser millonario no es una tarea para la que yo esté preparado en la vida real, en la ficción es otra cosa. Esa no fue mi búsqueda, ni siquiera fue la fama. Disfruto mucho del juego de actuar, así que todo esto que me llega es maravilloso. Uno siempre necesita reconocimiento porque si no te quedás encasillado en algún rol. El hecho de ser reconocido a uno lo acompaña para poder tomar decisiones o que aparezcan más opciones.
-¿Te abruma al fama?
-No porque tampoco es tan invasora. No soy Brad Pitt o Antonio Banderas. De mi vida privada solo puedo decir que estoy en pareja y que amo a mi mujer. Punto. No es necesario más porque yo soy actor y lo demás es mi vida. ¿A quién le puede interesar? Sería algo muy banal. Mi vida privada es lo más importante que tengo porque sobre ella puedo apoyar al actor que trabaja. Mis vecinos no me piden fotos cuando voy a comprar al almacén porque me ven todos los días.
-¿Cómo hacés para crear cada uno de tus personajes?
-Actuar para mí es jugar, aprender a jugar es desaprender lo que la cultura te impone. Cuando sos niño, tenés una capacidad de creación y de imaginación que no se puede soslayar. En la privacidad, creés todos los personajes que inventás, incluso el tuyo. Hoy se juega mucho con los jueguitos, pero en otra época existían las muñecas, se jugaba con una pelota o con un alambre y un aro y todo era muy divertido. Siempre hay alternativas porque uno es un montón de cosas: uno no se vincula de la misma manera con una pareja, un hijo, mamá, papá, un abuelo, el jefe o lo que fuere. Uno tiene distintos modos de accionar ante determinadas personas y no quiere decir que uno sea falso, sino que hay energías que modifican la interacción, entonces todos los personajes están en uno. Después los actores hacemos que estos personajes puedan emerger sin cuestionarlos, estamos entrenados para revolver la basura propia y de ello generar un hecho creativo.
-También dijiste que siempre te elegían para hacer de "chico malo", ¿te molesta?
-No, yo me divierto mucho haciendo estos personajes, porque uno se saca el filtro y hace todas las porquerías que se le puedan ocurrir, sin límites. Son cosas que en la vida real no podrías hacerlo porque estarías muerto o preso a los 5 minutos. Lo bueno de la actuación es que es el único lugar en el que al final el muerto se levante y salude.
-Con tu papel de Mario Borges en El Marginal, lograste que el público se encariñe con un personaje que hace cosas tremendas.
-Tiene que ver con la humanización del personaje, el humor y los códigos que se le fueron imprimiendo a Borges, que no es un malo que no demuestra un acto de amor. En la cuarta temporada se empiezan a tocar otras cuerdas, que también estaban presentes antes en menor medida, y está bien eso. Tiene que ver con actos amorosos y el humor que tiene, que lo hacen querible.
-¿Cómo fue la experiencia de grabar dos temporadas en plena pandemia?
-Íbamos a filmar en el 2020 y no se pudo. Yo fui a ver a mi pareja por 4 días, con 4 calzoncillos y 4 remeras y me quedé todo el año. Así pasé el 2020 y en 2021 comenzamos el rodaje en marzo y terminamos en julio. Fue intenso y estuvo bien porque habíamos tenido un parate de dos años entre cada temporada, son muchos años de estar en el equipo y de pensar y repensar. Por suerte hay un equipo consolidado que podía bancarse cualquiera, porque estábamos disfrutando de un trabajo arduo pero bueno.
-Cuando empezó la serie, ¿imaginabas el furor que iba a generar?
-No tenía ni idea, en absoluto. Íbamos a hacer una temporada y ahí se terminaba todo, por eso se empezó con precuelas y llegamos acá, con la quinta temporada en la gatera esperando que Netflix confirme cuando la larga.
-¿Tenés pendiente algún papel que te gustaría hacer?
-No tengo uno en particular y no me puedo definir por uno solo porque me estaría condenando a esperar que llegue eso. Si tuviera un objetivo tan claro, tendría que apretar, desarrollarlo y presentarlo, pero no lo tengo. Hay varios personajes que me gustan pero no puedo elegir. He hecho cosas muy copadas, bien hechas y que han llegado al público con mucha intensidad. Es cierto que a la suerte hay que ayudarla, pero yo he sido muy afortunado.