El entrenador Matías Almeyda, quien fue el encargado de conducir a River a la Primera División luego del descenso sufrido en 2011, revivió todo lo que fue su última etapa como jugador y su posterior incursión como entrenador, el llamado al presidente Daniel Passarella para hacerse cargo del equipo en la B Nacional y las lágrimas por el ascenso.

El ex futbolista aseguró que decidió volver a River a principios de 2009 para terminar su etapa como jugador en el club donde había vivido, trabajado y  se había formado como futbolista y como persona: "Era mi deseo terminar ahí. Dos años más tarde, en junio de 2011, llegamos a un duelo decisivo contra Belgrano".

"Partido de ida y vuelta por la permanencia en la Primera o el descenso a Segunda. La última semana antes de esa eliminatoria, yo era muy consciente de lo que nos estábamos jugando. Para entonces, ya había tomado también el rol de capitán del equipo. Un equipo en el que había muchos jóvenes", remarcó.

En esta línea, Almeyda describió la noche en la que descendió River como "muy triste" y "terrible", y agregó: "Desgraciadamente, perdimos la eliminatoria. Era la primera vez en la historia de River que descendía. No pudimos salir del estadio hasta las cuatro de la madrugada".

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El ex mediocampista reveló que después de perder la categoría no pudo dormir y confesó: "No paraba de darle vueltas a la cabeza para tomar una decisión. A la mañana siguiente, llamé a Daniel Passarella, el presidente de River entonces. Le dije que quería ser el entrenador".

“'¿Vos estás loco? Si sos el entrenador y te va mal, no dirigís nunca más en tu vida'", dio a conocer que le respondió Passarella tras el llamado. Y le contestó, con confianza: "'No me importa. Me va a ir bien. Me va a ir bien'". Al respecto, el actual director técnico de AEK Atenas de Grecia sumó: "Seguramente Passarella tenía razón cuando me dijo que estaba loco de decidirme a tomar River en mi primer trabajo en el banco. Sin nada aún como entrenador, y ante una situación tan dramática como la que te conté. Pero esa decisión fue lo que me hizo arrancar y ser lo que soy ahora".

Almeyda y el descenso de River: "Lo que asumí era muy pesado, nadie lo quería"

Posteriormente, Almeyda contó que le fue difícil, los primeros días de ser el entrenador de sus ex compañeros, sumado al contexto que vivía el club: "Lo que asumí era muy pesado. Sinceramente, nadie lo quería. Nadie quería ser entrenador de River en una situación como esa. Pero yo sí quería ese desafío. Realmente, como siempre digo, hice siete años en uno por todo el desgaste y toda la pasión con la que lo vivimos".

"Sé que no tenía la práctica de ser entrenador como la mayoría, pero iba a poner sobre la mesa todo lo que había visto en el fútbol. Lo que me gustaba. Y lo que no me gustaba, no lo hice nunca. Nunca me olvido de que yo fui jugador, porque sé que hay cosas que a los futbolistas no les gusta. Sobre todo, quieren que no les mientan. Yo no miento en el fútbol. Trato de ser honesto, sincero y franco con los jugadores", añadió quien ganó cuatro títulos locales y la Copa Libertadores en River, en diálogo con The Coaches' Voice.

El entrenador de 49 años remarcó que la cuestión mental fue muy importante para sobrevivir a un momento tan difícil como el que atravesó River en su temporada en la B Nacional y detalló: "No podíamos ni salir a comer con nuestras familias afuera. Tampoco podíamos salir un domingo libre. Era entrenamiento y casa. Así casi un año para evitar problemas. Estábamos ocultos sabiendo que dependíamos de un resultado para vivir tranquilos".

Almeyda y el descenso de River: "Lo que asumí era muy pesado, nadie lo quería"

"Esa manera de vivirlo por los hinchas era exagerada para mí porque, en definitiva, se trata de fútbol. Pero yo no me puedo hacer responsable por cómo lo sienten los demás. Aunque no lo comparta, sí debo respetarlo. Y eso es lo que hicimos. Sé que para el sistema, eso que llamo el ‘exitismo’ en el fútbol, era un pecado disfrutar que River había ganado en la Segunda. Pero eso es ridículo. También una falta de humildad grande. El club estaba en esa situación en ese momento, y nosotros conseguimos llevarlo de vuelta a Primera", recalcó Almeyda.

Por otra parte, manifestó que cuando escuchó el pitazo final en el partido ante Almirante Brown que significó el regreso de River a Primera, sintió una descarga y una sensación de descomprimir algo con una emoción terrible: "De hecho, caí en lágrimas. Yo difícilmente he llorado por el fútbol, pero lo hice esa vez. Sin embargo, no me avergüenzo por ello. Era mostrar esa impotencia, esa bronca y toda esa rabia de todo lo que habíamos escuchado de aquellos que decían que no íbamos a ser capaces y que yo no estaba preparado".

Además, expresó que recuerda con cariño el ascenso a Primera, a pesar de que "muchos no se quieren acordar del momento": "Para mi cuerpo técnico y yo, los que lo vivimos eso, sí que nos queremos acordar, porque sufrieron todos nuestros familiares. Esposas, hijos, padres, madres… Todos sufrieron de verdad. Así que, ¡cómo no recordar! ¡Y cómo no disfrutar que después llegamos a la Primera rápidamente!".

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Por último el entrenador multicampeón con el Guadalajara de México no tiene buenos recuerdos de su salida de River: "Cuando subimos, el equipo, sin embargo, no pudo reforzarse. Supuestamente en ese momento no había dinero para hacer contrataciones. De ese modo, seguía prácticamente el mismo plantel que tuvimos en la B, pero con algunas bajas. Todo en un año con las elecciones a la presidencia".

Almeyda calificó como "dolorosa" su ida de River y argumentó: "Porque quedaban pocas fechas para el final. Me quedó un gran dolor. 'No ganas, no sirves más'. No importó nada lo que habíamos hecho antes. Pero ese semestre, lo tomé como un aprendizaje profesional y personal que sigo desde entonces".

"Cuando empecé a sentir los rumores de que me iban a echar, cambié el sistema del equipo. Entonces pasé a jugar con cuatro centrales defensores para cuidarme, y ese fue el peor error. Algo de lo que me arrepiento y que no haría jamás en mi vida como entrenador. Era tan grande mi amor a River que me quería quedar. Quería hacer todo para seguir, y fue un gran aprendizaje. No cambio más mis maneras, porque en definitiva por ahí te acaban echando igual. Así que mejor irse con las botas puestas, ¿no?", culminó.