La vida de Adrián Martínez estuvo marcada por una serie de acontecimientos que dejaron una profunda huella en él. Desde un accidente casi fatal hasta enfrentarse a dificultades laborales y personales, su trayectoria se puede dividir en un antes y un después de cada evento significativo. 

Una de las experiencias más impactantes fue el accidente en el que estuvo involucrado, donde sufrió graves lesiones en la mano debido al impacto con un vehículo. Su recuperación fue un proceso largo y difícil, complicado aún más por problemas laborales que enfrentó posteriormente.

El accidente por el que Maravilla Martínez quedó incapacitado

“Por el accidente casi pierdo la mano, casi me muero. Salía de trabajar e iba en moto y me chocó un Falcon. No sentía la mano. La ART no me reconoció el accidente. En realidad estaba volviendo a mi casa desde el trabajo, pero me había quedado un rato boludeando por el centro. Estuve un año con la mano mal, pero antes, a los 5 meses, llevé el alta a la empresa. Yo quería pasar de estar en el camión de basura, porque ya no podía, a ser barrendero. El médico del trabajo puso que no estaba capacitado para trabajar y me echaron. Por quedar bien y no dar parte de enfermo, al final ni siquiera pude cobrar indemnización”, contó en 2017 a Página 12.

“Ya tenía 21 años y empecé a trabajar con un tío de ayudante de albañil. Con él estuve un año. En ese tiempo a mi hermano le pegaron tres tiros. Mi mamá era la presidenta del club de nuestro barrio, Las Acacias (en Campana), donde yo jugaba. A mi familia siempre la quisieron. Cuando pasó lo de mi hermano fue el barrio completo a la casa del que le disparó. Hay fotos en los diarios: había más de 200 personas alrededor de la casa de esa familia y se la prendieron fuego”, comentó. 

Después de salir adelante de estas adversidades, Martínez encontró en el fútbol una oportunidad para reconstruir su vida. A pesar de no haber tenido una formación tradicional en el deporte, su determinación lo llevó a probarse en un equipo de la categoría C a una edad relativamente avanzada. A partir de ahí, su carrera como futbolista comenzó a tomar forma, superando obstáculos y demostrando su habilidad en el campo de juego.

Las cicatrices en su mano son un recordatorio constante de los desafíos que enfrentó, pero también son un testimonio de su fuerza y ​​resiliencia. Aunque el camino fue sido fácil, Martínez se muestra optimista sobre el futuro y está decidido a seguir adelante con determinación y fe en sí mismo.