El escritor Martín Kohan brindó un contundente discurso en la inauguración de la 47° Feria Internacional del Libro de Buenos Aires 47° Feria Internacional del Libro de Buenos Airesque se celebra en el predio porteño de La Rural. “Si las grietas no son entre explotados y explotadores, para mí, pierden la gracia”, ironizó el autor de Ciencias morales y Fuera de lugar.

"La Feria del Libro ocurre en un lugar impropio y en un tiempo transitorio. Suple bostas y silbidos por libros y mesas redondas. Implanta nombres de salas con un efecto rechinante" sostuvo sobre la dinámica del evento que activa la escena literaria durante tres semanas en el barrio de Palermo.

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También realizó una divertida descripción de la relación de autores, textos y lectores en el contexto de la Feria. “Ruido: la Feria es una feria, suenan voces de compra y venta, como suenan en todas las ferias (...) de literatura y mercadito (...) Las cosas no cambian cuando nos cansamos, cuando cambiamos de tema; nos cansamos y las cosas siguen ahí, intactas, como si nada. La verdad nos fatiga a veces, pero no por eso deja de ser verdad. Esa verdad está en la Feria”.

El ruido de fondo de la Feria les brinda a las conversaciones un marco adecuado. No es sino en medio del vocerío general que los poetas miden versos o los liberan, que los dramaturgos montan o desmontan escenas, que los ensayistas ensayan, que los narradores traman ficciones con las que van a interpelar la verdad", sostuvo.

“El lema histórico de la Feria también puede leerse así: del autor al lector en el sentido de un pasar. Pasemos del autor al lector. Es la escena de una conversación literaria e infinita”, sentenció.

“Las conversaciones de por sí no tienen por qué ser plácidas, armoniosas, edulcoradas ni orientadas por un afán de consenso. Las discusiones de tono subido, acaloradas como se dice, vehementes y hasta exasperadas, son formas de la conversación también”, añadió.

“Pienso en el vozarrón de David Viñas, pero también en las modulaciones suaves de Horacio González; pienso en la firmeza de la taxatividad de Beatriz Sarlo, pero también en la apelación al filo de la ironía de Tulio Halperín Donghi”, sostuvo Kohan.