El día que Eric Clapton volvió de entre los muertos
Se cumple medio siglo de la edición del "Raninbow Concert", el álbum que, con ayuda de sus amigos, volvió a poner al guitarrista en el centro de la escena luego de casi tres años de ausencia por su adicción a la heroína.
La historia del rock está repleta de muertes tempranas, pero también de regresos. Y el que protagonizó Eric Clapton hace 50 años no fue uno más. Le abrió la puerta a una carrera solista que apenas había puesto primera en 1970 con el lanzamiento de su álbum debut, pero que pronto quedó interrumpida porque el músico sucumbió ante las drogas.
El 13 de enero de 1973, el guitarrista de The Who, Pete Townshend, organizó un concierto en el famoso Rainbow Theater de Londres que marcó el regreso a los escenarios de Clapton tras un par de años de ausencia, durante los cuales solo se lo había visto en el evento benéfico The Concert For Bangladesh (1971) organizado por su amigo George Harrison. En ese período oscuro, Clapton estuvo al borde de la autodestrucción. Vivía solo, no salía de su casa y se la pasaba drogado. Su estado físico era lamentable: estaba sumamente delgado y descuidado.
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La formación del Rainbow Theater fue impresionante, un verdadero seleccionado del rock inglés, con Pete Townshend en guitarra rítmica; Ron Wood, quien todavía no había comenzado su historia con los Rolling Stones, guitarra rítmica y slide; Ric Grech (Traffic y Blind Faith) en bajo; Steve Winwood y Jim Capaldi (Traffic) en voz y teclados, y batería respectivamente; Jimmy Karstein en batería; y Rebop Kwaku Baah (Traffic y Can) en percusión.
La placa discográfica vio la luz algunos meses después, en septiembre de ese año, gracias a la producción de Bob Pridden (The Who) e incluyó seis canciones, aunque en 1998 se lanzó una edición doble con muchos más temas que se llamó 25°Anniversary Edition.
El álbum original abre con el clásico Badge, escrito por Clapton y George Harrison, incluido en el último disco de Cream, Goodbye (1969). Sigue con Roll It Over, una canción de su etapa con Derek & The Dominos, coescrita con Bobby Whitlock. Esta pieza atrapó al público durante seis minutos y cuarenta y cinco segundos, en los que Slowhand demostró estar, pese a todo lo que estaba viviendo, en buena forma. El lado A del LP cierra con Presence of The Lord, escrita por Clapton en 1969 durante su tiempo con Blind Faith.
Pearly Queen de Winwood y Capaldi, interpretada originalmente por Traffic en su segundo álbum homónimo de 1968 es el tema que sigue y a continuación, el clásico de 1966 de J.J. Cale, After Midnight, del que Clapton se apropiaría durante la década del setenta, aquí destaca por su ritmo enérgico y virtuosismo.
El gran final llega con la mágica y surrealista Little Wing de Jimi Hendrix, grabada en 1967. Clapton, quien a fines de esa década se había sentido avasallado por la técnica y pasión del guitarrista estadounidense, ofrece aquí una interpretación candente, manteniendo la esencia original.
Los meses siguientes a la publicación del disco serían decisivos en la vida de Clapton. Continuó con su rehabilitación para desengancharse del consumo de heroína (en su biografía jura que nunca se la metió por vía endovenosa sino que la snifaba). En apenas tres años, que los pasó mayormente recluido, llegó a gastar (a moneda de hoy) unos 20.000 euros semanales para sostener su adicción.
Pronto vendría su segundo disco de estudio solista, 461 Ocean Boulevard, pero la pelea no había terminado. Si bien logró dejar atrás la heroína, el alcohol sería su nuevo acompañante por más de una década, aunque no impidió que en ese tiempo sacara algunos de sus mejores discos.
El concierto en el Rainbow Theater se convirtió en un hito musical inolvidable, marcó el regreso triunfal de Clapton a los escenarios y dejó una huella imborrable en la historia del rock.