Blind Faith, el súper grupo que resumió el espíritu de una época
Eric Clapton y Steve Winwood se juntaron a fines de los sesenta y grabaron un disco emblemático. La vida de la banda fue efímera, pero su legado es enorme.
La dinámica de los sesenta, la explosión del Swinging London, las drogas psicodélicas y el talento compositivo dio lugar, al final de la década, a algunos de los discos más extraordinarios de la historia del rock. A partir de 1967, los Beatles editaron Sgt. Pepper, el Álbum blanco y Abbey road; los Stones lanzaron Beggars banquet y Let it bleed; Jimi Hendrix irrumpió con Are you experienced?; Cream se impuso con Disraeli gears; Pink Floyd se presentó con The piper at the gates of dawn; Led Zeppelin endureció el blues con sus primeros dos álbumes; y además estaban The Animals, Fleetwood Mack, Jeff Beck, The Kinks, Small Faces, Ten Years After y decenas de bandas más que, con mayor o menor suerte, dejaron lo suyo.
Otra característica de la época fue que muchas de esas agrupaciones duraban poco o realizaban profundos cambios en sus formaciones. Eso tenía tres factores principalmente: las presiones comerciales, los cambios estilísticos y las relaciones personales. En ese contexto, algunos proyectos quedaron truncos antes de grabar y otros se disolvieron rápidamente. Uno de esos ejemplos es el de Blind Faith, un súper grupo que, en poco menos de un año, dejó su marca con un disco superlativo.
Blind Faith comenzó a gestarse a fines de 1968 tras la separación de Cream. La relación entre Ginger Baker y Jack Bruce estaba muy desgastada y Eric Clapton buscaba empezar un nuevo proyecto que fuera menos comercial. En paralelo, Steve Winwood se alejó de Traffic y eso dio pie a esta nueva aventura. Clapton y Winwood ya habían tocado juntos en 1966 en Powerhouse, un grupo que duró muy poco y apenas grabó tres canciones que fueron editadas en un compilado del sello Elektra. Pero ambos sentían un profundo respeto y una gran admiración por el otro y cuando los planetas se alinearon volvieron a juntarse. A comienzos de 1969, Clatpon sumó a Baker y luego el bajista Rick Grech, proveniente del grupo Family, completó la formación.
Producidos por Jimmy Miller y con arreglos de Robert Stigwood y Chris Blackwell, el cuarteto comenzó a grabar en los estuidos Morgan de Londres en marzo y en mayo terminaron de hacerlo en Olympic Studios. A partir de allí, fue todo muy rápido. Salieron de gira a Escandinavia y dieron un concierto gratuito en el Hyde Park londinense para unas 150.000 personas, que no tuvo la repercusión esperada. No fue un buen augurio para el futuro de la banda. Luego viajaron a los Estados Unidos, pero como su repertorio era muy acotado tuvieron que empezar a versionar viejos temas de Cream o Traffic, y algún que otro éxito de los Rolling Stones. En esa gira, casi como un marido infiel, Clapton conoció a Delaney & Bonnie, que eran sus teloneros, y decidió dar por terminado el súper grupo para sumarse al proyecto sureño que pronto se transformaría en el atajo a Derek & The Dominos.
El disco salió al mercado casi al mismo tiempo que se disolvió de la banda. Contiene seis canciones, tres de ellas escritas por Winwood: Hard to cry today, Sea of Joy y Can't find my way home, una extraordinaria balada que comienza con la guitarra acústica de Clapton y luego la exquisita voz de Winwood la convierte en el himno de toda una generación. El track list lo completan Presence of the Lord, una de las composiciones más emblemáticas de Clapton; Well all right, un tema de Buddy Holly al que la banda le da un toque más psicodélico; y Do what you like, de Ginger Baker una canción de tono experimental que se extiende por más de 15 minutos en los que cada músico se expresa a su antojo.
El álbum, que llegó al tope de los charts en varios países, tuvo una controversia por su portada: una foto de una adolescente desnuda sosteniendo una nave espacial de plata diseñada por el joyero Mick Milligan, que muchos interpretaron como un símbolo fálico. Ante las quejas, la discográfica tuvo que hacer una tapa alternativa con una foto de la banda, mientras que en los Estados Unidos el sello Atco decidió directamente editarlo con una imagen del grupo en su show del Hyde Park. Ese álbum y un par de temas en vivo que fueron editados en un caja retrospectiva de Steve Winwood es todo lo que quedó de la banda.
"El grupo duró poco, porque en lugar de salir al escenario en un conjunto compacto éramos cuatro personas tocando cada una su particular rollo; fue algo agotador y, por supuesto, fue triste que tuviera un final prematuro", declaró por entonces Winwood.
La banda en vivo no estuvo a la altura de las circunstancias, pero dejó un álbum épico que superó el tiempo y las fronteras, una obra magnífica que no solo resume el talento de sus cuatro integrantes sino que también sintetiza el espíritu de la época.