Argentina y sus encantos no terminan nunca. Siempre hay algo nuevo o clásico para redescubrir. A pocos kilómetros de la Ciudad de Buenos Aires, en medio del campo la historia y el presente se encuentran en un delicioso almuerzo típico de la cocina nacional para disfrutar de la naturaleza para conocer y seguir generando historias para para contar. 

Se trata de Estancia La Raquel, ubicada en el kilómetro 168 de la Ruta 2 a orillas del río Salado en el partido de Castelli, provincia de Buenos Aires, un castillo de la aristocracia Argentina.

El lugar es accesible para llegar y cuenta con un amplio jardín para caminar e ir conociendo la historia de la joya arquitectónica que refleja la opulencia de la denominada Belle Époque argentina

Se puede visitar, almorzar y realizar eventos sociales como casamientos. Foto: Agencia Noticias Argentinas - Redes.

Como todo edificio añoso, con el tiempo requirió refacciones y luego de las restauraciones pertinentes. La Raquel reabrió sus puertas al público con múltiples servicios para el goce de sus visitantes.

Construido en 1894, La Raquel es uno de los principales atractivos de los viajeros que recorren el país que se extiende por 80 hectáreas ofreciendo pasar un agradable día campero haciendo participes a los turistas en actividades tradicionales al aire libre.

En el se realizan eventos sociales y empresariales como: 

  • Casamientos.
  • Reuniones familiares.
  • Encuentros empresariales.  

También, tiene un fuerte compromiso cultural y solidario con el desarrollo de la cultura y actividades solidarias vinculadas a la promoción  y producción agrícola sostenible acompañando iniciativas en beneficio de la comunidad local desde La Fundación Russo Guerrero, vinculada a la estancia.

Historias de amor y tragedia

El imponente castillo es de estilo francés, con paredes color salmón y techos de tejas perteneciente a descendientes de la familia Guerrero, una de las más adineradas de la Argentina del siglo XIX. Felicitas Guerrero, conocida por su trágica historia de amor y muerte, fue una figura central de la alta sociedad porteña y, tras su fallecimiento, su hermano Manuel Guerrero adquirió las tierras donde se encuentra hoy La Raquel. Tiempo después, cuando fallece es su hija Valeria quien heredó la propiedad y, junto a su esposo Juan Pablo Russo, continuó el legado familiar, participando activamente en el desarrollo de la estancia y en iniciativas culturales y solidarias.

Muy cerca de la Ciudad de Buenos Aires y en un punto estratégico camino a la costa atlántica, la Estancia La Raquel es un espacio vivo que continúa aportando al desarrollo cultural y social de la región, invitando a quienes la visitan a sumergirse en su rica historia y belleza natural.