William Unek, conocido como "el asesino relámpago" fue un múltiple homicida de Uganda que en dos países distintos y con solo tres años de diferencia cometió dos crímenes, pero en los mismos mató a 57 personas.

Unek nació en 1929 y fue un agente de policía que cometió su primera oleada de asesinatos cerca de Mahagi, en el Congo Belga (hoy República Democrática del Congo).

Allí, el 1 de enero de 1954, mató a 21 personas con un hacha en una hora y media, antes de escapar y finalmente terminar en el territorio británico de Tanganica (en la actualidad es Tanzania). Los motivos que lo llevaron a asesinar a tantas personas nunca fueron determinados. 

Aparentemente debido a malentendidos sociales no especificados con su jefe,​ Unek arremetió en un segundo ataque que comenzó en las primeras horas del 11 de febrero de 1957. 

En esta ocasión, el múltiple homicida estaba armado con un rifle Lee-Enfield policial robado, 50 cartuchos y un hacha.

Unek comenzó a matar gente en el área de Malampaka, un pueblo a unos 64 kilómetros al sureste de Mwanza.

En doce horas, Unek mató a tiros a diez hombres, ocho mujeres y ocho niños, asesinó a cinco hombres más con un hacha, apuñaló a otro, quemó a dos mujeres y a un niño y estranguló a una niña de 15 años.

Por lo tanto, asesinó a 36 personas, los cuáles sumados a los 21 del otro ataque hicieron un total de 57.

Luego se quitó el uniforme de policía y se puso ropa robada a una de sus víctimas y huyó. 

Los reportes de la época señalaron que entre las personas asesinadas se encontraba su esposa, a quien mató en su cabaña antes de prenderla fuego, y la pareja de un sargento de Policía. 

Unek pasó a ser el hombre más buscado por miembros de la tribu Wasukuma, la Policía, y finalmente, una compañía de los King's African Rifles en la mayor cacería humana en Tanganica hasta ese momento.​ La búsqueda incluyó perros y aviones,​ y una recompensa publicada de 350 dólares.

El prófugo evadía a los uniformados hasta que un día apareció en la casa de Iyumbu ben Ikumbu, que vivía a sólo 3,2 kilómetros de Malampaka, en busca de comida. 

Cuando Iyumbu denunció ante la Policía que la persona más buscada de África por varios homicidios estaba allí, los efectivos le pidieron que se quedara con el homicida y les avisara en caso de que el asesino volviera a su casa. 

Unek, todavía armado, reapareció alrededor de la 1:00 del día siguiente e Iyumbu envió a su esposa a la Policía.

En ese sentido, le dio comida a este sujeto que era buscado por todos lados y conversó con él durante casi dos horas hasta que llegó la ayuda. 

Iyumbu salió corriendo de su casa y un superintendente de Policía arrojó una bomba de humo, prendiendo fuego a la casa. 

Unek salió gravemente herido cuando intentaba evadir la captura y murió posteriormente en el hospital de Mwanza.

Por su parte, Iyumbu recibió más tarde una recompensa financiera equivalente a 125,13 euros​ así como también la Medalla del Imperio Británico por su valentía que condujo a la captura del alguacil.

En relación a los crímenes, se creó un fondo para ayudar a los descendientes de los asesinados​ y se construyó una clínica de maternidad como monumento en memoria de las víctimas de Unek.