Sigue sin aparecer el reloj de Belgrano que fue robado por una familia
El general lo usó para pagarle a su médico personal en su lecho de muerte. Fue robado en 2007 y los investigadores afirman que "todavía hay esperanzas" de que pueda ser hallado.
Por Pablo Tallón.
A 200 años de la muerte del general Manuel Belgrano, el reloj de oro y esmalte con el que le pagó a su médico personal en su lecho de muerte y que fuera robado en 2007 sigue desaparecido, aunque los investigadores afirman que "todavía hay esperanzas" de que pueda ser hallado.
En el actual edificio Calmer, ubicado en Avenida Belgrano 420, se encontraba la casa que vio nacer al miembro de la Primera Junta y general del Ejército del Norte: en ese hogar también moriría el 20 de junio de 1820, hecho del que este sábado se cumplen 200 años.
Una de los últimas acciones que llevó adelante el abogado Manuel Belgrano fue darle a su médico Joseph Redhead un reloj de oro y esmalte que le había regalado el Rey Jorge III de Inglaterra: el prócer no quería morir sin saldar su deuda como el encargado de cuidar su salud durante gran parte de las batallas por la Independencia.
"Es todo cuanto tengo que dar a este hombre bueno y generoso", el prócer al dirigirse hacia el médico, luego de pedirle a su hermana Juana que le alcanzara el preciado objeto que colgaba de la cabecera de su cama.
Ése lujoso reloj con los años fue incorporado a la colección del Museo Histórico Nacional, ubicado en el barrio porteño de San Telmo, y la historia de cómo murió en la miseria y pagó a su médico antes de morir formó parte de la enseñanza de los millones de alumnos de las escuelas del país.
Pero en junio de 2007 el preciado objeto sumó un triste capítulo a su vida: fue robado del MHN.
Meses más tarde se descubriría que una familia de ladrones dedicada al robo de bienes culturales había sido la responsable del hecho: los Baldo.
Nazareno Antonio, su hermano Jorge Manuel y su hijo Nazareno Ariel fueron los encargados de perpetrar el tristemente célebre golpe al Museo Histórico Nacional, así como también a otros lugares como los museos Numismático del Banco Nación, el Sarmiento, el Fernández Blanco, el Eva Perón y el Almirante Brown.
Tras ser identificados en 2008 como los autores de esos robos de bienes culturales, los Baldo fueron condenados en 2011 por el Tribunal Oral en lo Criminal Federal Nº 3 de la Capital Federal: a Nazareno Antonio Baldo le impusieron la pena de ocho años de prisión, mientras que a Jorge Manuel le dieron cuatro y a Nazareno Ariel, tres.
Sin embargo, en todo el proceso penal los Baldo no dieron información sobre el destino del reloj que perteneciera a Belgrano.
Apenas se produjo el robo, se libró un pedido de secuestro internacional a través de Interpol, para intentar hallar el valioso objeto: pasados 13 años, aún no se lo pudo recuperar.
"Reloj de oro y esmalte con bordes ondulados y esfera de esmalte blanco. Las horas están representadas con números latinos. Aro cincelado. Cadena con cuatro eslabones. Lleva un pasador. Tiene otro aro más grande donde se encuentran dos llaves; una de las cuales lleva una amatista. En el centro tiene grabado el busto del Gral. Lafayette. También lleva un sello con diversos motivos, también cincelados, y un aro para colgarlo. Tiene grabado en una piedra el monograma del General Manuel Belgrano", describe el alerta vigente.
Según explicaron a NA fuentes de la investigación, "el pedido de secuestro está vigente", ya que a diferencia de las alertas rojas de capturas de prófugos "no hay que renovarlas cada cinco años y sólo quedan sin efecto una vez que se recupera el bien cultural".
"Si aparece el objeto, se realiza una pericia para determinar si es el bien sustraído y en caso de que sea, el Juzgado hace el cese del pedido internacional", añadieron los expertos consultados, quienes indicaron que las aduanas de los 194 países miembro de la Organización Mundial de Aduanas (OMA) también están advertidas sobre la búsqueda del reloj.
Respecto al paso del tiempo sin novedades del reloj de Belgrano, las fuentes remarcaron: "Siempre tenemos la esperanza de poder hallarlo o que aparezca. En muchos casos de robo, se pudieron recuperar los bienes culturales sustraídos incluso varias décadas después".
"Esta pieza es invendible, un dolor de cabeza para el que la tenga, porque ningún coleccionista va a querer comprar una pieza robada y menos ésta. Pero si en algún momento, tal vez interviene un comprador de buena fe pueda denunciar que le ofrecieron el reloj o el poseedor se dé cuenta de que está en problemas y lo entregue a las autoridades", analizan los especialistas.
Según la biografía que hizo Bartolomé Mitre, las últimas palabras que pronunció Manuel Belgrano antes de su paso a la inmortalidad fueron "Ay, Patria mía", frase que bien podría repetir el prócer al analizar el derrotero de su última pertenencia y el símbolo de su honradez.