Once bebés fueron separados de sus familias en los últimos veinte días, en la provincia de Santa Fe, por correr “riesgo de vida” tras haberse detectado cocaína en sus organismos. Esto fue informado este jueves por la secretaria de Niñez, Adolescencia y Familia del distrito, Patricia Chialvo.

Estos casos fueron descubiertos en los análisis de rutina de los bebés. Al respecto, la funcionaria admitió a la prensa: “Nos preguntamos qué está pasando que no podemos llegar a prevenir esas situaciones”.

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“Nos interpela, qué está pasando, la cantidad de situaciones en tan pocos días. El año pasado habíamos tenido algunas, pero muy esporádicas. Son once casos en 20 días, y un poco más de la mitad tenían que ver con que cuando los chiquitos nacen en el sector público se les realizan análisis de rutina, y ahí es cuando se detecta presencia de cocaína”, agregó.

De los once casos, cinco se registraron en la ciudad de Rosario; tres en San Lorenzo y tres, en la capital de la provincia.

Además de los casos de consumo de cocaína, hay otros niños que fueron separados de sus madres por maltrato y en otros, porque la progenitora quiso darlos en adopción tras tener embarazos involuntarios (algunos, producto de una situación de trata).

Al respecto, Chialvo contó que cuando hay casos en los que las madres resuelven dar a sus hijos en adopción, suelen ser “chicas que no han podido acceder a una interrupción legal del embarazo” y que también hay “cuestiones de abuso o porque están en redes de trata”, con lo cual “llegan al punto del parto y manifiestan que no quieren maternar”.

"Cuando (las madres) son menores, tenemos otro esquema, porque cuando hay una chica menor de edad embarazada, siempre hay sospecha de abuso", agregó.

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También explicó que la Secretaría de Niñez es el segundo nivel de intervención en el caso de los menores, lo que significa que deberán tomar medidas legales: separar a los niños de su grupo familiar porque “porque se entiende que hay riesgo de vida” para ellos.

De momento, los niños quedan en la asistencia pública en los hospitales, para su desintoxicación y estabilización. “Y trabajamos en la ubicación, dónde van esos niños”, agregó.

En esa línea, explicó que “a veces aparece un abuelo o abuela que está dispuesto a hacerse responsable de la situación”. Aunque, en estos casos, justamente no sucedió eso y tuvo que acudirse al sistema de familias solidarias. Pero, por la cantidad de chicos implicados, no es suficiente.