La jueza de instrucción Vanesa Peluffo ratificó la elevación a juicio oral del policía de la Ciudad Facundo Agustín Matías Torres, el último detenido por el encubrimiento del homicidio del futbolista de Barracas Central Lucas González.

La magistrada rechazó un planteo de “nulidad” de la elevación a juicio formulado por la defensa de Torres, a cargo del abogado Martín Francolino Stagno.

La defensa planteó la nulidad argumentando que se había modificado la “base fáctica” de la acusación y que Torres había sido acusado por imposición de torturas, una figura que no estaba incluida en la imputación inicial.

Sin embargo, la jueza replicó que “si bien es cierto que no fue procesado por el delito de imposición de torturas, no debe obviarse que (…) el auto de mérito constituye un acto jurisdiccional que pondera la verosimilitud de la acusación y determina las medidas de coerción consecuentes, y que en función de ello no puede limitar la imputación”.

“En el requerimiento de elevación a juicio cuya nulidad se pretende, no se advierten defectos legales que permitan nulificarlo, pues esa pieza es autosuficiente y contiene todos los elementos exigidos por el Código Procesal Penal de la Nación”, insistió la jueza.

Lucas González, de 17 años de edad, era futbolista de las divisiones inferiores de Barracas Central y fue asesinado en noviembre de 2021 por Policías de la Ciudad de Buenos Aires a la salida de un entrenamiento.

Por el crimen fueron condenados a prisión perpetua los tres policías que le dispararon, y a penas de entre cuatro y ocho años otros uniformados acusados de haber intentado simular un enfrentamiento que no existió.

Torres fue detenido como consecuencia del relato de uno de los condenados, que lo sindicó como el proveedor de un arma de juguete “plantada” en el vehículo en el que viajaba Lucas González para simular un enfrentamiento armado.

Al rechazar el planteo de la defensa de Torres, la jueza reconoció que “la redacción de los sucesos realizada en el requerimiento de elevación a juicio cuestionado no resulta ser idéntica a aquella que se consignó en el primer acto de defensa y en ocasión de agravar la situación procesal del acusado”.

“Empero –contrapuso- de un simple cotejo de dichas piezas se advierte, sin mayor hesitación, que esas modificaciones de redacción no variaron, de modo alguno, la plataforma fáctica”.

Torres está acusado de “haber alterado los rastros y las pruebas del delito al arribar inmediatamente al operativo para colocar en el interior del rodado un arma de utilería con el objetivo de aparentar que se había tratado de un enfrentamiento”.

Sobre la “aplicación de tormentos y sufrimientos físicos y psicológicos”, la imputación recuerda que los acompañantes de Lucas González fueron tratados como  “a estos villeritos, hay que darle un tiro en la cabeza a cada uno. Dónde tenés la falopa, dónde está el arma con la que mataste a tu amigo”.

“Mientras que los mantuvieron durante más de dos horas esposados contra el piso boca abajo y luego sentados sin intervención judicial alguna y durante más de siete horas dentro de un patrullero de la Policía de la Ciudad -y en total por más de 10 horas en el sitio del procedimiento -sufriendo tratos denigrantes e inhumanos denotando un significativo odio racial hacia los mismos”, resume la acusación.