La Niña es la fase fría del ciclo natural conocido como El Niño-Oscilación del Sur (ENOS). Se caracteriza por un enfriamiento a gran escala de las aguas superficiales del océano Pacífico ecuatorial, lo que genera cambios en la circulación atmosférica y en los patrones climáticos a nivel global.

¿Cómo se produce?

Los vientos alisios, que soplan de este a oeste en la región tropical del Pacífico, se intensifican durante La Niña.

Esto empuja más agua caliente hacia el oeste del océano, enfriando las aguas superficiales del Pacífico central y oriental.

Este enfriamiento anómalo altera la circulación atmosférica, afectando la presión, los vientos y las precipitaciones en diferentes partes del mundo.

¿Qué efectos tiene sobre el clima?

Los impactos de La Niña varían según la región, pero en general, se asocia con:

  • Aumento de las precipitaciones: en regiones como Australia, Indonesia, el sudeste asiático y el norte de Sudamérica.
  • Sequías: en zonas como el sur de Sudamérica -mucho calor en verano-, África austral, India y el sudeste asiático.
  • Disminución de la actividad ciclónica: en el Atlántico y el Pacífico oriental.
  • Aumento de la actividad ciclónica: en el Pacífico central.
  • Temperaturas más frías: en el oeste de Estados Unidos, Canadá y Europa.
  • Temperaturas más cálidas: en el este de Estados Unidos, noreste de Asia y Australia.

¿Cuánto dura La Niña?

La duración de La Niña suele ser de entre 9 y 12 meses, aunque puede variar de un evento a otro.

La fase fría del ciclo ENOS puede presentarse con diferentes intensidades, lo que también afecta la magnitud de sus impactos.

¿Cómo podemos prepararnos?

Si bien no es posible evitar la ocurrencia de La Niña, es importante estar preparados para sus efectos.

Los gobiernos y las organizaciones internacionales pueden:

  • Monitorear de cerca el desarrollo del fenómeno.
  • Emitir alertas tempranas a las poblaciones potencialmente afectadas.
  • Implementar medidas de mitigación para reducir los impactos.
  • Brindar asistencia a las comunidades más vulnerables.

En el caso individual, podemos:

  • Informarnos sobre los riesgos asociados a La Niña en nuestra región.
  • Seguir las instrucciones de las autoridades.
  • Tomar medidas para protegernos del calor o el frío extremo, según corresponda.
  • Ahorrar agua en caso de sequía.

La Niña es un fenómeno natural que forma parte del sistema climático de la Tierra.

Si bien sus efectos pueden ser negativos, comprender sus características y estar preparados nos permite minimizar su impacto y protegernos a nosotros mismos y a nuestro planeta.