Este Día de las y los Nutricionistas nos encuentra ante el desafío profesional de seguir creando conciencia en la comunidad sobre la importancia de promover un cambio de hábitos alimentarios, en un mundo globalizado en el que en los últimos años se ha incrementado el consumo principalmente de productos alimenticios ultraprocesados de baja calidad nutricional.

Argentina tiene cifras alarmantes respecto al consumo de alimentos en niños niñas y adolescentes: casi cuatro de cada 10 toma bebidas azucaradas a diario y más de tres de cada 10 consume golosinas (caramelos, alfajores, chupetines, chicles, etc.) dos o más veces por semana.

Sin embargo, solo una de cada tres personas consume frutas y verduras al menos una vez por día, según la Segunda Encuesta Nacional de Nutrición y Salud (ENNyS). El sobrepeso y la obesidad están en una tendencia de aumento sostenido en nuestro país: actualmente presentan exceso de peso el 68% de los adultos y 41% de los niños, niñas y adolescentes de cinco a 17 años.

Está en nosotros hacernos escuchar de cara a la comunidad para hacer saber que la Ley de Promoción de la Alimentación Saludable busca prevenir la malnutrición; disminuir las enfermedades no transmisibles; y garantizar el derecho a recibir una información nutricional clara, simple, comprensible, que advierta sobre el exceso de nutrientes críticos, como el azúcar, las grasas y la sal.

Esta ley, que aún falta su tratamiento y aprobación la Cámara de Diputados, tiene un eje fundamental y es quizá también el más resistido por la industria alimentaria: el etiquetado frontal de octógonos negros, que advierte el exceso de nutrientes críticos más nocivos para la salud, como el azúcar, el sodio y las grasas, entre otros.

Sin embargo, lejos de agotarse en la implementación del etiquetado frontal de los alimentos, esta es una ley integral que también regula otros aspectos vinculados a mejorar los entornos escolares.

En ese sentido, prohíbe toda forma de publicidad, promoción y patrocinio de alimentos y bebidas analcohólicas envasadas, que contengan al menos un sello de advertencia, especialmente aquellos dirigidos a las infancias y las adolescencias.

Asimismo, la norma, que aspiramos a que se apruebe en breve, prevé la inclusión de contenidos mínimos de educación alimentaria y nutricional en los niveles inicial, primario y secundario de las 60.000 escuelas de todo nuestro país, para promover una alimentación saludable y fomentar la adquisición de destrezas que ayuden a los niños, niñas y adolescentes a mejorar sus prácticas alimentarias de manera sostenible.

Este Día de las y los Nutricionistas nos desafía a construir de manera colectiva una conciencia social que tenga como premisa modificar los patrones de consumo de alimentos y bebidas de la población, propiciando una alimentación saludable, que se base en alimentos reales, frescos y comidas preparadas a mano, derivados de sistemas alimentarios sostenibles que respeten la variedad y diversidad de nuestra cultura alimentaria.

Por Paula Das Neves, presidenta del Colegio de Nutricionistas de la Provincia de Buenos Aires.