El documento final de la Conferencia Mundial de Educación Superior/22 organizada por IESALC/UNESCO en España, que sesionó entre el 18 y 20 de este mes, reflejó tales desinteligencias: los "mercantilistas" lograron evitar la mención a la educación como "derecho humano" como pretendían los otros, subrayó la especialista, referente del radicalismo universitario, Mónica Marquina.

Integrante de la Fundación Alem de la UCR, presentó un informe sobre lo que dejó el Covid 19 en las aulas, que hizo para la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI).

"La expansión de la educación superior en América Latina va a un ritmo más acelerado que en el resto del mundo, pero se hace a expensas del sector privado", señaló en respuesta a la consulta sobre compra de universidades por parte de fondos de inversión globales.

Sostuvo que, a pesar de la "grieta" que existe en el debate sobre quién debe apropiarse del conocimiento, eso no quedó plasmado en lo que son las conclusiones finales de la conferencia.

"Había mucha tensión en cuanto a la posibilidad de que se incorporaran elementos que pudieran dar lugar a algunas cuestiones vinculadas a la mercantilización del sistema educativo, se notaba en casi todas las mesas de la reunión", señaló para el programa "Ahora o nunca: el espacio de la educación".

Y agregó: "En el documento final se habla de una manera crítica de que no todos los países tienen educación gratuita"y "producto de la insistencia de los delegados latinoamericanos ha quedado una declaración que apunta a interpelar a los gobiernos para que cada vez más la inversión pública sea creciente".

El texto remite a que la educación superior es un bien público y un derecho a lo largo de toda la vida; pero no lo menciona como "derecho humano", que era la pretensión de representantes de América Latina.

La tendencia predominante fue la de aumentar las tasas de matrícula y otros costos indirectos; lo que fue considerado como una “preocupación”.

En la CMES/22 estuvieron presentes directivos de empresas de educación digital, hubo conversaciones, dudas y temores, sobre todo en América Latina, así como una gran preocupación de cómo asegurar a los estudiantes que, a partir de estas ofertas que circulan por todo el mundo, puedan tener la certeza que reciben calidad.

También hubo discusiones acerca de si era necesario establecer parámetros rígidos, de control y de calidad, o era mejor poner en práctica estrategias de evaluación.

Quedó claro que las universidades públicas tienen que dar ese paso de ofrecer educación a través de toda la vida; porque si no toman este compromiso, las privadas lo van a hacer.

"La queja de América Latina sobre el debate es que no ha sido demasiado participativo, sino que se han tomado los documentos que se habían elaborado previamente en el proceso de organización de la cumbre", subrayó, para concluir que, aún con todo eso, "terminó quedando un documento bastante aceptable".