Una ola de inseguridad se está desatando sobre Pinamar. El municipio se encuentra sumido en una crisis, que hasta lleva a renunciar a miembros del gabinete del intendente que resultó electo por un voto, Juan Ibarguren. Es sintomático el alejamiento en este contexto de Martín Korin, precisamente director de Seguridad.

Antes se había ido el secretario de Turismo, Alejandro Bienaimé, y otro candidato que suena para irse es Hugo Sepe, secretario de Prensa.

Bandas presuntamente llegadas desde el Gran Buenos Aires están asolando la ciudad y Cariló desde antes del comienzo de la temporada. Inclusive, ni Javier Altieri, hijo del ex alcalde que durante 17 años manejó el partido costero, se salvó de convertirse en víctima de un violento hecho delictivo en su propio domicilio.

Fuentes de la jefatura comunal se quejan constantemente, por lo bajo, de políticas discriminatorias del gobierno de la Provincia, en manos de Axel Kicillof, y que ello se refleja en las dificultades para garantizar la seguridad.

Un hecho muy comentado en redes ocurrió entre la noche del domingo y la madrugada del lunes, cuando tres delincuentes con la cara tapada redujeron al arquitecto Hugo Pouso,  que vive a dos cuadras del centro comercial de Cariló, durante una entradera en la casa. Lo golpearon y ataron, mientras le sustraían distintos objetos de valor, hasta huir finalmente en su camioneta, la que fue recuperada al día siguiente.

El profesional está internado en el Hospital de Pinamar, con golpes, heridas en todo el cuerpo y la cara prácticamente desfigurada.

Muchos otros vecinos también vienen denunciado robos en sus viviendas y elevaron sus quejas ante la ausencia de patrullajes.

Los perpetradores serían autores de otros hechos similares en la zona, pero hasta el momento no han sido ubicados.

Impotente ante la proliferación de delitos y de la deficiente recolección de basura, al igual que del arreglo de las calles, muchas de ellas ya intransitables, el nuevo intendente da notas en medios nacionales para transmitir el supuesto éxito de una temporada que no se nota en las inmobiliarias ni en la vía pública.

E inclusive menciona proyectos en agenda para mejorar el frente costero, una vieja aspiración de los pinamarenses demorada hace mucho tiempo, y que se inició con la demolición de los viejos balnearios para levantar estructuras ecológicas que eviten la erosión de las playas. Está a medio camino y afirman que Pinamar ya parece “Kosovo en ruinas”.

La ciudad y los bosques, en tanto, acumulan ramas en todas las manzanas que hasta se torman peligrosas por los incendios que los bomberos deben apagar cada vez que los vecinos recurren a la quema de las pilas amontonadas.

Además, en las redes sociales se publican reclamos de los vecinos por los basurales a cielo abierto en Cariló, bajo el título de “puntos verdes impulsados por la Comuna".

La localidad, que cuenta con 50 mil residentes, entre permanentes y los temporarios (que van y vienen), alberga promesas de calidad de vida del jefe comunal que parecen difíciles de cumplir, dadas las dificultades coyunturales que perjudican tanto a vecinos como a comerciantes. 

Jorge Jury, licenciado en Ciencias de la Información, señaló que los pobladores indignados afirman que " estamos frente a un escenario parecido al del verano del 2013, cuando se declaró la emergencia a días de iniciar la temporada, en plena crisis, por las destituciones de Roberto Porretti y Blas Altieri y la renuncia de su sucesor, Hernán Muriale"