Nomofobia: ¿sentiste alguna vez terror a estar sin celular?
La abstinencia de celular genera ansiedad y miedo extremo y se encuentra entre los trastornos modernos más frecuentes. En diálogo con el psiquiatra Ricardo Corral repasamos los principales síntomas de la nomofobia.
El uso excesivo del celular puede ocasionar problemas de dependencia, adicción y miedo irracional a no poder usarlo. Con la incorporación cada vez más invasiva de los dispositivos tecnológicos a nuestra vida diaria, las adicciones que pueden provocarnos han sido normalizadas hasta que, en la mayoría de los casos, se convierten en una fobia y dejan de pasar desapercibidas. Así ocurre con la Nomofobia, considerado por especialistas como uno de los trastornos modernos más frecuentes de la vida moderna.
El término "nomofobia" (non-mobile-phone-phobia) fue creado en 2019 en Reino Unido para describir el miedo o la ansiedad irracional a estar sin poder usar el celular.
Distintos expertos coinciden en que existen varios factores comunes que impactan en el desarrollo de esta patología: la imposibilidad para comunicarse con otros, la pérdida de conexión, la incapacidad de acceder a la información y la renuncia a la comodidad. De esta manera, las personas que padecen este trastorno suelen sentir picos de ansiedad, agobio, miedo y hasta llegan a sentirse paralizados en el caso de no poder comunicarse mediante su celular.
Según explica a NA Ricardo Corral Médico Psiquiatra, Jefe de Departamento de Docencia e Investigación del Hospital Borda, “no existen causas determinadas previamente, pero si hay un correlato con una autoestima baja y con aquellas personalidades que tienden hacia las conductas adictivas. Como ocurre con el alcohol y el cigarrillo, también sucede con el celular”. Y puntualiza en el rol de las redes sociales: “Las redes generan dependencia hacia la validación social y, aunque en ellas se busca encontrar satisfacción, por el contrario, lo que provocan es un mayor malestar por la costumbre de la comparación y la idealización de los otros”.
En el caso de las personalidades más adictivas, Corral también explica que la patología se refleja en “la dependencia hacia la conectividad, hacia las redes y los juegos en línea”, y como ocurre con toda adicción, cuando las personas se encuentran en abstinencia aparece con más fuerza el miedo a perder el celular o a no poder estar conectado.
Por eso, desde la perspectiva de la salud, sostiene que “se intenta limitar el uso del celular en las infancias para demorar lo más posible el riesgo adictivo que este genera en esa franja etaria, especialmente a través de los videojuegos”.
Un círculo vicioso: los síntomas
Corral enumera los principales síntomas para saber si padeces nomofobia.
- Preocupación excesiva por no tener disponible el teléfono
- Necesidad constante de revisarlo
- Disminución de la productividad en el estudio o trabajo atribuida al punto anterior
- Perturbación en las relaciones con los demás productos de la desatención del vínculo en situaciones presenciales (reuniones familiares, con la pareja o con amigos, entre otros escenarios posibles)
¿Cómo se aborda la nomofobia?
El experto consultado ofrece una serie de indicaciones básicas para abordar este trastorno moderno, teniendo en cuenta que las particularidades de cada caso deberán ser atendidas a través de una consulta médica (con un psicólogo o psiquiatra), especialmente cuando la situación es severa y las recomendaciones que ofrece no funcionan.
1- Intentar reducir el uso progresivamente limitando los horarios en el que están con el celular. (un ejemplo, solo 5 minutos antes de cada hora durante el día)
2- Apagar el teléfono durante la noche y dejarlo fuera del alcance (sacarlo de la mesita de luz)
3- Dormir al menos 7 u 8 horas
4- Dejarlo apagado durante la reunión familiar o con amigos y acordar con ellos que por favor acompañen ese rato sin uso de sus celulares, especialmente al momento de comer.
5- Tener rutinas saludables de actividad física, recreativa o deportiva ( obviamente sin el teléfono celular)
6- Realizar actividades de reducción del stress (yoga, respiraciones, meditación, deportes, actividades lúdicas, entre otras).