¿En qué consiste la vasectomía? ¿Es realmente una intervención sencilla y efectiva como método anticonceptivo? ¿Tiene consecuencias en la salud sexual del paciente? Son algunas de las preguntas que responde a NA Mariano Cohen, urólogo del Centro Argentino de Urología y Jefe de la Sección Andrología del Hospital de Clínicas, para desarmar mitos antes de tomar la decisión.

Actualmente se realizan cinco veces más vasectomías que hace cinco años, según un reciente informe del Hospital de Clínicas.

“La vasectomía es una intervención sencilla que se realiza en forma ambulatoria, puede hacerse con anestesia local y además se puede agregar sedación. Al paciente se le realiza dos pequeñas incisiones en el escroto para acceder a los conductos deferentes, se los liga y corta por separado, de esta forma los espermatozoides quedan en los testículos y no llegan al semen”, introduce Cohen.

Luego de la cirugía, el paciente debe cuidarse de no eyacular durante los siguientes 4 días, que es el tiempo de poso operatorio requerido para que la operación sea efectiva. “Si sucede antes de ese tiempo puede recanalizarse de manera espontánea”, dice el experto y agrega un dato: “1 de cada 3000 pacientes puede recanalizarse espontáneamente en este período, con lo cual es importante la prevención”.

Si bien al pasar los primeros cuatro días se puede retomar la actividad sexual, Cohen advierte que “el paciente deberá cuidarse con profilaxis u otros métodos anticonceptivos durante los siguientes 3 meses, ya que recién en ese momento se hace el chequeo con espermograma, que es una muestra de semen para analizar que no haya espermatozoides, y se confirma el 100 por ciento de efectividad de la intervención realizada”.

Asimismo, el especialista indica que “se trata de una operación mucho más sencilla que la ligadura de trompas, que consta de entre 30 y 40 minutos en la mayoría de los casos".

La vasectomía, junto a la ligadura de trompas en las mujeres, es uno de los métodos anticonceptivos que tienen mayor grado de efectividad, y al mismo tiempo, es más sencillo de realizar que en el caso de las mujeres ya que no requiere internación. Por este motivo, desde el Hospital de Clínicas afirman que “las consultas se incrementaron significativamente en los dos últimos años sobre todo de jóvenes de entre 18 y 25 años. En el último año (2019) se registraron entre 10 y 20 procedimientos por mes en contraposición al 2016 que contabilizó un total de 20 cirugías en todo el año”.

Mitos y verdades de la Vasectomía

Mito 1: Después de la vasectomía¿disminuye el deseo sexual? ¿Puede quedar impotente? No, para nada. La vasectomía no afecta la potencia social, lo único que produce es anticoncepción. No se notan cambios en el líquido seminal eyaculado.

Mito 2: ¿Cambia la eyaculación, en su textura, calidad o cantidad? No, para nada. Se ve y siente igual y solo se pueden percibir cambios a través de un microscopio en laboratorio.

Mito 3: ¿Afecta los niveles de testosterona y las erecciones? No, ni afecta a la erección ni a las hormonas: El testículo no se da cuenta que esta vasectomizado por eso sigue fabricando espermatozoides y sucede igual que en una persona que no tiene relaciones sexuales por un tiempo: los espermatozoides envejecen y se reabsorben.

Qué es la cirugía de reconexión

En relación a revertir la vasectomía, Cohen explica que “el paciente vasectimizado puede ser revertido a través de una cirugía de reconexión que también es muy sencilla. Esto puede ser eficaz hasta pasados los 8 años o 10 años con un porcentaje de eficacia del 80 por ciento. Después de los diez años, baja abruptamente la efectividad de reconexión a un 35 por ciento aproximadamente”.

Independientemente de optar o no por una cirugía de reconexión en el futuro, Cohen aclara que “el paciente queda infértil pero no queda estéril: es decir que la persona siempre sigue fabricando espermatozoides a nivel testicular”.

Por un cuidado en la salud sexual reproductiva compartido

 “Me parece importante que se empiece a dialogar sobre quién se hace cargo de la salud sexual reproductiva en una pareja heterosexual, para dejar de naturalizar y normalizar que la mujer CIS es la única en la pareja que tiene que cuidarse y encargarse de la salud reproductiva” analiza Julieta Fantini, psicoanalista con perspectiva de Género.

“Sabemos que el tema de la salud reproductiva esta empapada por el sistema patriarcal que es misógino y desigual, por lo tanto, cuando hablamos de este tema es inevitable cuestionar la premisa instalada de que es una responsabilidad (y así también, una carga) exclusiva de la mujer”, asegura.

Empezar a debatir cómo cuidarse en una pareja y hacerse la pregunta acerca de la posibilidad de tener hijos o no es dar un paso hacia la igualdad: “Desde siempre, somos nosotras las que desde chicas nos tuvimos que encargar de hacer la consulta ginecológica, de averiguar por distintos métodos anticonceptivos poniendo el cuerpo y asumiendo la carga mental de ser nosotras quienes debemos acordarnos diariamente, por ejemplo, de tomar una pastilla anticonceptiva, o bien optar por intervenciones quirúrgicas. La responsabilidad estaba (y sigue en la gran mayoría de los casos) de nuestro lado”, agrega.

Por último, la experta observa que “en el caso de los cuidados del varón CIS y su implicancia con respecto a la salud reproductiva, hasta que se empezó a hablar de la alternativa en la vasectomía como otro método posible, se mencionaba únicamente al preservativo. Por supuesto que hay que seguir hablando de la importancia del buen uso del preservativo, pero, ¿qué más hay? Y con esto surge la pregunta acerca de cuál es el rol de las masculinidades al momento de hablar de salud reproductiva y del cuidado: la desigualdad con la mujer todavía es evidente”.

Antes de finalizar, Cohen resalta: “El paciente vasectomizado tiene que seguir cuidándose con métodos profilácticos para evitar el contagio de las enfermedades de transmisión sexual. La vasectomía evita el embarazo, pero no el HIV, la Sífilis o la Hepatitis, entre otras enfermedades”.