El cambio climático provocado por el ser humano añadió un promedio de 41 días de “calor peligroso” en 2024, y para combatirlo y proteger a la población, los científicos proponen acelerar la transición de los combustibles fósiles hacia energías renovables.

Si bien Argentina no contribuye significativamente al calentamiento global, la política oficial en la materia va a contramano de esa postura.

La directora del World Weather Attribution, Friederike Otto, que junto con Climate Central realizaron un preocupante informe anual, enfatizó que "contamos con el conocimiento y la tecnología necesaria para abandonar los combustibles fósiles en favor de las energías renovables, reducir la demanda y detener la deforestación.

El nuevo análisis sobre días de calor peligrosos, que afectan negativamente la salud humana y los ecosistemas, ratifica que fue este el más caluroso desde que se tienen registros y uno de los peores en cuanto a eventos extremos.

El WWA contabilizó 219 grandes eventos extremos en 2024 y, tras analizar 29, se encontró evidencia clara de la influencia del cambio climático en 26 eventos, impulsados por la quema de carbón, petróleo y gas.

Los puntos rojos del informe WWA-Climate Central señalan los eventos extremos récord del año pasado. (Agencia Noticias Argentinas - WWA).
Los puntos rojos del informe WWA-Climate Central señalan los eventos extremos récord del año pasado. (Agencia Noticias Argentinas - WWA).

Los autores hallaron que la probabilidad de una sequía meteorológica se multiplicó por diez, mientras que la sequía agrícola se volvió aproximadamente 30 veces más probable debido al cambio climático.

“La Amazonia es crucial para la estabilidad del clima mundial, pero el calentamiento provocado por el hombre está empujando a la selva hacia un estado más seco, lo que podría provocar la muerte masiva de árboles y la liberación de grandes cantidades de dióxido de carbono a la atmósfera”, advierten los científicos.

Medidas propuestas

La propuesta para el año que se inicia da cuenta de cuatro medidas cruciales para enfrentar los fenómenos meteorológicos extremos, e incluyen:

  • Acelerar la transición de los combustibles fósiles hacia energías renovables. 
  • Mejorar los sistemas de alerta temprana.
  • Implementar notificaciones en tiempo real de las muertes por calor.
  • Proporcionar financiación internacional para ayudar a los países en desarrollo a aumentar su resiliencia.

El World Weather Attribution (WWA) y Climate Central, dos grupos científicos especializados en el impacto del cambio climático en eventos extremos, llevaron a cabo el análisis, y la directora del WWA y profesora en el Imperial College de Londres, Friederike Otto, destacó que "los efectos del calentamiento provocado por los combustibles fósiles nunca han sido tan claros ni devastadores como en 2024. Vivimos en una nueva era peligrosa”.

"Este año, las condiciones meteorológicas extremas han matado a miles de personas, han obligado a millones a abandonar sus hogares y han causado un sufrimiento incesante", señaló la experta.

Las inundaciones en España, los huracanes en Estados Unidos, la sequía en la Amazonia y las inundaciones en África son solo algunos ejemplos.

El Niño

El informe anual de ambos grupos científicos subraya que, aunque factores naturales como El Niño pueden haber influido, sin duda el cambio climático fue el principal responsable de un 2024 lleno de extremos.

Uno de los últimos grandes eventos extremos de 2024 fue la DANA (baja segregada) que afectó a varias provincias españolas, dejando más de 220 personas fallecidas solo en la ciudad de Valencia. 

Según el estudio de WWA, el cambio climático tornó más intensas y el doble de probables las lluvias que causaron las posteriores inundaciones un 12%.

Climate Central destacó, por su parte, que el cambio climático incrementó entre 50 y 300 veces la posibilidad de que las temperaturas elevadas del Atlántico añadan humedad a las tormentas.

Días después, el proyecto europeo ClimaMeter determinó que la variabilidad climática natural no puede explicar por sí sola la cantidad de precipitación observada.

En Estados Unidos, el huracán Helene en septiembre 2024 dejó 230 muertos en seis Estados, siendo uno de los más letales en los últimos 50 años, solo superado por el Katrina de 2005.

WWA consignó que el cambio climático incrementó entre 200 y 500 veces la probabilidad de las altas temperaturas del mar que causaron el huracán Helene y aumentó en un 10% sus lluvias devastadoras. 

Climate Central llegó a conclusiones similares para el huracán Milton, que ocurrió dos semanas después en el sudeste de EEUU, también intensificado por el calentamiento global.