Los ciberdelincuentes optan por gestionar sus cobranzas delictivas a través de una billetera digital debido a las dificultades que imposibilitan a los países la regulación de las criptomonedas, según advierten los especialistas en seguridad.

En momentos en que las criptomonedas son una tendencia a nivel mundial y cada vez más personas se inclinan a monetizar sus ahorros a través de alguna moneda digital, las posibilidades para los ciberdelincuentes se incrementan. 

"Las criptomonedas desde su origen surgen bajo diseño arquitectural para no ser reguladas. Se trata de un mercado peer to peer (de persona a persona), totalmente irregular, y el anonimato da la posibilidad que sea usado por los cibercriminales", advirtió el especialista Bernabé Crena.

Por su naturaleza originaria, independiente de cualquier tipo de regulación, la moneda electrónica trunca toda posibilidad de determinar una trazabilidad y origen de los fondos.

"Es muy difícil saber quién está detrás de los depósitos y de cada monedero virtual, sobre todo en el caso de las primeras criptomonedas que salieron al mercado. A diferencia de las cuentas bancarias, es limitada la posibilidad de seguimiento por parte de los estados y agentes de fiscalización, esto es, saber quién recibe el dinero, quién realiza la inversión o de dónde provienen los activos", aseguró Crena.

Los billetes físicos permiten una identificación, la posibilidad de determinar su origen y circulación, pero en el caso de las criptomonedas existen los monederos virtuales, cuentas que se autogeneran en la blockchain, una entidad autónoma y descentralizada que carece de figuras visibles que permitan determinar una identidad.

Este tipo de moneda facilita los pagos anónimos, permite circulación y movimiento de divisas sin fiscalización. Por estos motivos, los cibercriminales acceden a recursos de manera anónima y, una vez recibido el dinero, pueden hacerlo efectivo o trabajarlo, moverlo con total impunidad impidiendo una trazabilidad.

"El desafío técnico que enfrentan los estados que decidan intervenir y regular las criptomonedas es enorme, en principio porque existe una serie de obstáculos técnicos que lo impiden: se desconoce quién valida las transacciones, por qué servidores pasa, en qué país se origina. Es prácticamente imposible plantear una regulación", indicó el especialista de F5 Latam, firma especializada en ciberseguridad.

Y agregó: "Una vez que uno va con una moneda de curso legal y compra criptomonedas, la transacción deja de estar vigilada por los estados".

Actualmente, lo único que podrían hacer los estados es intentar bloquear las transacciones, "prohibir aquellas que -supongan- vienen de la blockchain, pero se trata de una maniobra peligrosa ya que no existe un mecanismo técnico que permita determinar si efectivamente se trata de una acción vinculada a las criptomonedas o no; podría tratarse de un falso positivo, y esto demandaría un esfuerzo técnico enorme, con nulos resultados", advirtió el experto.

"Además -dijo-, sería una violación absoluta a la neutralidad de la red, para eso tendrían que cambiarse muchísimas leyes de la mayoría de los países, incluida la Argentina".