La falta de sueño puede generar diabetes, obesidad y enfermedades cardiovasculares
En el marco del Día Mundial del Sueño, se destacan los tres elementos de un buen dormir: duración, continuidad y profundidad.
Se considera que, junto a una alimentación equilibrada y el ejercicio rutinario, el sueño es uno de los comportamientos fundamentales para mantener el bienestar físico, mental y social y su Día Mundial se conmemora este viernes bajo el lema “El sueño es esencial para la salud”.
La Academia Europea de Neurología (ENA) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) reconocieron la importancia del sueño para la salud del cerebro. En 2022, la American Heart Association (institución referente en normativas de prevención de riesgo cardiovascular) agregó el sueño a su lista de ocho factores esenciales para la salud.
“La falta de sueño se relacionó con la obesidad, la diabetes, la enfermedad arterial acelerada y un aumento en las chances de muerte por causa cardiovascular. Además, dormir mal puede disminuir la respuesta inmunológica, creando mayor susceptibilidad a las infecciones”, explicó el Dr. Eduardo Borsini, médico neumonólogo, responsable del área de sueño y ventilación del Hospital Británico de Buenos Aires.
El especialista además indicó: “Ciertos trastornos del sueño, como la apnea obstructiva del sueño (pausas respiratorias al dormir) están asociados con deterioro cognitivo, demencia, y mayor riesgo de accidente cerebrovascular (ACV)”.
Este año la Sociedad Mundial del Sueño (WSS), con miles de expertos en sueño alrededor del mundo organizará actividades locales y nacionales en más de 70 países con el fin de promover la salud del sueño, con el acompañamiento de la Asociación Argentina de Medicina del Sueño (AAMS) y sus múltiples asociados.
“Cuarenta años de investigación demostraron la importancia del sueño para el bienestar físico, mental y social. Creamos una sociedad que vive las 24 horas, aún cuando biológicamente esto no es posible ni saludable. Somos una sociedad enferma de sueño, que reclama soluciones en este sentido”, recalcó Borsini.
Los tres elementos de un sueño de buena calidad
Duración: El tiempo que dormimos debe ser suficiente para estar descansado y alerta al día siguiente.
Continuidad: Los períodos de sueño deben ser continuos y sin interrupciones.
Profundidad: El sueño debe lograr profundidad para ser realmente reparador. Un sueño superficial deriva en consecuencias durante el día (menor rendimiento, problemas cognitivos en memoria y concentración, o bien somnolencia excesiva).
“Dormir mal o dormir menos de lo necesario puede resultar en reducción en el tiempo de reacción, deterioro del juicio crítico y deterioro cognitivo de manera similar al efecto que produce la intoxicación por alcohol. Además, la somnolencia excesiva puede afectar la conducción de vehículos con aumento del riesgo de accidentes prevenibles”, remarcó el médico.
Según indicó el citado centro de salud, el 80% de los pacientes que roncan y se realizan un estudio de sueño tienen apneas del sueño y casi la mitad recibirán algún tratamiento específico, adicional a los consejos de reducir el peso, hacer deporte y evitar fumar tomar alcohol y sedantes.
En tanto, la mitad de los pacientes hipertensos que se realizan un estudio de sueño debido a ronquido o apneas observadas padecen un grado significativo de la enfermedad y serán candidatos a recibir tratamientos específicos.