Tres agentes de Prefectura serán juzgados el próximo 19 de febrero acusados de detener, de manera ilegal, a un funcionario de Migraciones durante un conflicto con pasajeros en 2013. El juicio se llevará a cabo en el Tribunal Oral en lo Criminal Federal (TOF) Nº6 de la Ciudad.

Conforme a la investigación, los efectivos mantuvieron detenido durante ocho horas en un calabozo, de manera ilegal y sin orden judicial, a un funcionario de la Dirección Nacional de Migraciones, tras un altercado ocurrido en julio de 2013 en una terminal del puerto de la ciudad de Buenos Aires entre inspectores de esa repartición y pasajeros que por cuestiones climáticas no pudieron abordar un ferri hacia la República Oriental del Uruguay.

Los imputados son el segundo jefe del Destacamento Boca de Riachuelo, Gustavo Diederle, de 56 años; el oficial principal Ángel Daniel Pérez, de 53; y el ayudante de segunda David Manuel Ojeda Castro, de 42.

La imputación en su contra es por el delito de privación abusiva de la libertad, agravada por si el hecho se cometiere con violencias o amenazas o con fines religiosos o de venganza; y si se cometiere simulando autoridad pública u orden de autoridad pública. Si la Justicia los encuentra culpables, recibirán una pena de 2 a 6 años de prisión.

En el debate oral intervendrá la titular de la Fiscalía General N°3 ante los Tribunales Orales Federales de la Capital Federal, Gabriela Baigún. La instrucción estuvo a cargo del fiscal a cargo de la Fiscalía Nacional en lo Criminal y Correccional Federal N°11, Gerardo Pollicita.

Caso

Según detalló el fiscal Pollicita en el requerimiento de elevación a juicio, el hecho ocurrió el 29 de julio de 2013 en la Terminal Colonia Express del Puerto de Buenos Aires por una disputa verbal entre pasajeros e inspectores de la Dirección Nacional de Migraciones, motivada por la suspensión por cuestiones climáticas de un viaje de un buque con destino a Uruguay. La cancelación del viaje pautado llevó a los pasajeros a quejarse tras haber pasado el control migratorio.

“Tras la discusión, uno de los pasajeros se apersonó al mediodía en la sede Boca de Riachuelo de la Prefectura Naval Argentina y radicó una denuncia en perjuicio del supervisor de Migraciones damnificado en esta causa, por una presunta comisión de los delitos de abuso de autoridad y/o violación de los deberes de funcionario público”, detalla el escrito.

Funcionarios de Migraciones señalaron que se acercaron a realizar una contradenuncia contra los pasajeros pero no pudieron concretarla, debido a que cuando llegaron al destacamento, “se encontraron a los pasajeros tomando mate con los agentes de Prefectura y no fueron recibidos por los uniformados”.

Del informe se destaca que horas después, cinco o seis agentes de la Prefectura se hicieron presentes en la oficina del supervisor denunciado por los pasajeros  y lo detuvieron.

Al ser consultado sobre por qué su detención, el uniformado le contestó: "Callate que yo no tengo que mostrar nada”. Además, según el testimonio de la víctima, el supervisor les pidió un minuto para poner al tanto de la situación a su jefe y, en ese momento, los prefectos fueron a buscar dos tripulantes como testigos porque, según ellos, se estaba negando a la detención, a lo que el funcionario de Migraciones les explicó que solo quería avisar porque no podía dejar sola la oficina.

El hombre también manifestó que los efectivos de la fuerza federal le advertían "limitate a no hablar" y que, incluso, uno de ellos exhibió su tonfa para amedrentarlo.

Según la reconstrucción realizada por el MPF, la víctima fue trasladada en camioneta hacia la comisaría de La Boca, en la que observó a los pasajeros que habían intervenido en el incidente de la mañana, quienes al verlo se burlaron de él haciéndole muecas y riéndose de su situación.

Asimismo, el funcionario denunció que nunca le leyeron sus derechos, ni le informaron de qué lo acusaban. Tras sacarle todas sus pertenencias, el supervisor de Migraciones fue alojado en un calabozo.

Luego, contó que lo trasladaron en camioneta a tres destinos. Primero a otra dependencia para tomarle las huellas, después a Sanidad y por último a certificar antecedentes a Interpol, tras lo cual regresó al calabozo, donde le tiraron un colchón orinado y le dijeron: “Acostumbrate porque vas a estar varios días acá”.

El empleado fue liberado horas después y tras el violento accionar realizó una denuncia. A 12 años del hecho, a mediados de febrero comenzará el juicio.